Solares convertidos en basureros
Decenas de PAI en Valencia están paralizados por la burocracia
Justo detrás del Centro Cultural de Bancaja, situado en la plaza de Tetuán, en pleno centro de Valencia, el turista que visita la ciudad donde el arquitecto Santiago Calatrava ha dejado sus obras más relevantes se encontrará con unos solares baldíos, llenos de suciedad y malos olores. Nada que ver con la futurista Ciudad de las Artes y las Ciencias. Este grupo de solares, situados entre medianeras, lienzos perfectos para que los grafiteros de la ciudad desarrollen su imaginación, esperan una intervención desde 1992, cuando se aprobó el plan de reforma interior del barrio Seu-Xerea. No son los únicos en la ciudad afectada de calatravitis. Los socialistas, en la oposición municipal, aseguran que existen en Valencia al menos 50 solares en las mismas condiciones. El PP, que ostenta el poder, reduce la cifra hasta una treintena y confía en acabar con estas estampas, más propias de Beirut que de la tercera ciudad española, tras un "pormenorizado" estudio de las causas del retraso.
La realidad es que se trata de Planes de Actuación Integrada (PAI) empantanados desde hace décadas al tratarse de proyectos de menor tamaño, que en ocasiones requieren cirugía urbana, atrapados en el laberinto administrativo o en el olvido.
Los solares existentes en el barrio Seu-Xerea no son únicos. En el barrio del Carme, en el corazón de la ciudad, también existen terrenos, aunque de menor superficie, tapiados desde hace años y ya abandonados a su suerte. Cerca de la avenida del Puerto, la vía rápida que comunica la ciudad con el lugar donde se celebra la Copa del América o está instalado el circuito urbano de fórmula 1, también existe un solar en el que se comenzó a trabajar en 1999 por iniciativa pública hasta que una empresa presentó un PAI, paralizando las obras. La oposición socialista no cree que estos solares desaparezcan en breve. "Un plan necesita dos años para tramitarse; pero lo más frecuente es que tarden hasta seis". El PP coincide: "La tramitación administrativa es larga y compleja". Y, además, la crisis.
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