¡Vinilomaníacos!
El libro 'Hay tantas chicas en el mundo' recoge la copiosa iconografía femenina en las portadas de los discos
A finales de la década de los ochenta el disco de vinilo comenzó a entonar su canto de cisne con la llegada del CD. Aunque los más alarmistas decretaron su próxima desaparición de la faz de la tierra, el vinilo ha sobrevivido a los nuevos soportes tecnológicos como objeto de deseo del coleccionista y atracción fatal para obsesos de la huella iconográfica. En este grupo de irreductibles vinilomaníacos se encuentra Juanjo Andaní, experto musical y coleccionista ilustrado, que acaba de publicar Hay tantas chicas en el mundo (Milenio), una copiosa selección de portadas de discos con la mujer como protagonista.
"El libro", dice Juanjo Andaní, "recoge la iconografía femenina en el disco de vinilo entre 1954 y 1990 a partir de una serie de apartados relacionados con esta imagen y contados con humor, desde el paisaje, la ciudad, la playa, a determinados hábitos, como puede ser la imagen de la cantante o la modelo fumando, bailando o simplemente posando". Después de un primer libro autoeditado hace ya algunos años, Mis canciones de los 60, Juanjo Andaní vuelve a bucear en su archivo discográfico, uno de los más nutridos del coleccionismo valenciano y español. "En estos momentos, según mi base de datos, he reunido una colección de 13.500 singles, 12.500 EP, 3.000 LP y alrededor de unos 2.000 CD".
En ocasiones son lecturas de una mujer más libre e independiente
Muchos de estos discos han quedado recogidos ahora en el libro, un estudio sin duda del todo ilustrativo para analizar o contemplar la evolución de la imagen de la mujer y el diseño grafico en estos casi 50 años de industria discográfica. Un perfil femenino que unas veces nos aparece como agente promotora de algunos de los iconos de la modernidad del pasado siglo XX, como pueden ser el coche, sobre una vespa como símbolo de independencia o posando sobre una moto, de inequívocas connotaciones eróticas; o por el contrario, llamando por teléfono, otro de los símbolos contemporáneos de la comunicación o junto a determinados instrumentos musicales.
En otras ocasiones se nos ofrece como portadora de algunos de los objetos de moda que han colaborado a la liberación de costumbres como el bikini, la minifalda o el pantalón, lecturas gráficas de una mujer más libre e independiente.
Una representación iconográfica donde también son abundantes las imágenes de contenido más sensual o erótico, o simplemente sexy, que no se libraron de la censura. "A veces", dice Andaní, "como en la portada de Histoire d'O, se retocaba la fotografía desapareciendo parte de la anatomía de la protagonista o se optaba por una fotografía mucho más recatada como en el caso de Emmanuelle siguiendo el mismo diseño del original".
"Pero", continúa, "nos asombraría ver la cantidad de carátulas sexys que se editaron sobre todo a partir de los años setenta, cuando comienza a haber un cierto aperturismo. Hay casos curiosos como el disco Sofía, de Doctor Pop, que se publica en 1975, que seguramente alguien pensó que podía molestar a la futura reina y se retira, y se vuelve a publicar ahora con el título de Lucía".
Receptores y protagonistas, voluntarios o involuntarios, de esta inacabable jungla tecnológica, el disco de vinilo nos devuelve la mirada artesanal, a veces naíf o deliciosamente kitsch de otros tiempos, que los hace únicos y memoria irreemplazable de una época. Juanjo Andaní ya hace tiempo que se ha constituido en uno de los vigilantes de este patrimonio.
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