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Juicio a dos 'mossos' que detuvieron por error a dos jóvenes inocentes

La fiscal solicita nueve meses de cárcel para cada uno por trato degradante

Otros mossos d'Esquadra se volvieron a sentar ayer en el banquillo de la Audiencia de Barcelona. Están acusados de detener por error a dos personas y haberlas golpeado en unos hechos ocurridos cuando era consejera de Interior Montserrat Tura. El fiscal les acusa de trato degradante y solicita nueve meses de cárcel para los agentes Nicolás Ledesma y Laura Cañas.

Ocurrió a las 1.35 horas del 1 de octubre de 2006, en el barrio de la Barceloneta. Unas turistas norteamericanas denunciaron a esos policías que cuatro jóvenes, navaja en mano, les habían tocado las nalgas, los pechos y que a una de ellas le rompieron la camiseta. Cuando los mossos iban a llevarlas a comisaría para denunciar, pasaron por allí tres jóvenes, a los que señalaron las supuestas víctimas.

Dos de esos jóvenes echaron a correr y uno de ellos se quedó. "Ninguno habíamos hecho nada y si me quedé es porque estaba tranquilo", explicó ayer en el juicio Javier Gómez Rodríguez. "Pero la tomaron conmigo", prosiguió la víctima para referirse a que tras estar esposado, fue abofeteado y golpeado en la cabeza y la ceja. Eva Maldonado, una chica que le conocía, recriminó a los agentes lo que estaban haciendo y acabó detenida por encubrimiento.

"Yo les dije desde el principio que se estaban equivocando y ellos respondieron que eso era lo que les decía todo el mundo", siguió explicando Gómez, que en este proceso no ha ejercido la acusación particular y que ayer renunció a los 3.000 euros que inicialmente solicitaba la fiscal para él por daños morales. "Yo no pido dinero, sólo a ver si aprenden un poquito y dejan de dar la lata", declaró la víctima, que en numerosas ocasiones fue advertido por los mossos de que "se iba a comer una agresión sexual con arma".

De la comisaría de Nou de la Rambla, fueron conducidos a Les Corts. Y allí les llevaron al célebre "cuartito" al que se refieren todas las denuncias de los últimos años que han llegado a los juzgados. Es la sala de cacheos donde el consejero Joan Saura instaló cámaras ocultas que revelaron dos casos de malos tratos a detenidos. El joven relató que allí le volvieron a pegar otros agentes, pero lo peor no lo sufrió él, sino la chica, que fue obligada a desnudarse y sometida al exhaustivo registro corporal que sufren los traficantes por si esconden drogas en alguna cavidad corporal.

Inicialmente, el fiscal acusaba a los mossos Leopold Largo y Raquel Cabanillas de un delito contra la integridad moral por ese cacheo a la chica y de otro delito de detención ilegal a los dos policías juzgados ayer y al también agente Josep León Masedo. Sin embargo, y siguiendo órdenes jerárquicas, el fiscal del caso solicitó su exculpación por esos cargos a la juez instructora. Y si nadie acusa por unos hechos, a nadie se le puede juzgar por ellos. A la mañana siguiente se descubrió el error policial, cuando los Mossos no creyeron los tocamientos a las turistas por su relato desenfadado y poco serio.

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Los acusados lo negaron todo, al igual que sus compañeros, que declararon como testigos para apoyarles. Su abogada solicitó la absolución.

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