Un empresario del 'caso Hidalgo' recibió hasta 7 intentos de extorsión
Un juzgado de Málaga continúa la investigación a dos amigos del juez Urquía
El dueño de dos de los hoteles más exclusivos de Marbella, imputado en el caso Hidalgo contra el blanqueo de capitales, recibió hasta siete ofrecimientos de un amigo del juez Francisco de Urquía para levantar el embargo judicial de sus establecimientos. Durante cinco meses le pidieron sumas que llegaron a ocho millones y le insistieron en que cuanto más tardase en pagar, sería mucho peor.
"Lo que se ofrecía no era ayuda, sino un trato delictivo", afirma Miguel Pasquau, juez del Tribunal Superior de Justicia (TSJA) en un auto en el que decide que el juzgado número 11 de Málaga continúe la investigación. El empresario David Shamoon no pagó. Su entorno grabó algunas reuniones y las llevó a la Guardia Civil.
Los ofrecimientos vinieron a través de Arnaud Albouhair e Igor Mier, ambos imputados en esta investigación. Albouhair, gerente de la conocida discoteca Olivia Valere, se sirvió de intermediarios, como Philipe Junot, amigo común y ex marido de la princesa Carolina de Mónaco. "Me dijo que David Shamoon tenía un problema judicial con unas propiedades embargadas y que él podría ayudar para solucionar sus problemas a cambio de cinco millones", declaró Junot en el TSJA como testigo. El 2 de mayo de 2007, Junot viajó a Londres para trasladar a Shamoon la oferta, pero éste la rechazó. Después, y con una fecha indeterminada, Albouhair volvió a comentar con otro amigo de Shamoon, "la posibilidad de arreglar sus problemas judiciales por su amistad con el juez".
En las mismas fechas y por su lado, Igor Mier, dueño de la revista Social Life, comenzó a contactar con el hijo de Shamoon. La primera de toda una batería de reuniones se celebró el 11 de mayo en un restaurante de Madrid. De entrada pidió el pago de 5,6 millones en Praga para desbloquear las empresas. "Quien me manda sabe muy bien lo que hace", dijo. "Si arregláis esta cosa, te garantizo que en Marbella no tendréis ningún problema judicial". La mayoría de las conversaciones fueron grabadas primero con medios domésticos; después por detectives británicos; y tras la denuncia, por la Guardia Civil.
En las charlas, Mier aportó detalles del caso Hidalgo y se ofreció a liberar una de las sociedades intervenidas como "demostración". También propuso formas de pago mediante depósitos en Suiza o la compra de su revista. "Existen poderosos indicios de que la oferta se hizo en serio y no como farol", dice el juez Pasquau. Según el auto, Mier se interesó por las personas que tenían acceso a las cuentas de Shamoon e insistía en que las cosas se iban a poner más difíciles. "Van a apretar más", "Cuánto más tarde, más caro", decía.
El juez concluye que Mier y Albouhair conocían las gestiones que estaban haciendo cada uno por su lado y que diseñaron, "solos o en compañía", una estrategia para conseguir entre cinco y ocho millones. Prometían algo que sería una estafa, si fueran conscientes de que no podían conseguirlo; o un delito de conseguir resoluciones judiciales a cambio de dinero, si se hubiese materializado.
Charla "enigmática"
El magistrado del TSJA Miguel Pasquau ha archivado provisionalmente la imputación contra el juez Francisco de Urquía en el caso relativo a los intentos de extorsión a un implicado en el caso Hidalgo porque no ha encontrado "pruebas de cargo" para demostrar que Urquía participase, ni de que supiera lo que estaban haciendo sus amigos Igor Mier y Arnaud Albouhair, que sí siguen implicados. La fiscalía ha presentado un recurso de reforma para "evitar que no exista ningún sobreseimiento libre y que los hechos no se den como cosa juzgada".
El juez Pasquau recoge en su auto que ha tenido numerosas "dudas de conciencia" sobre lo realmente ocurrido. Constan charlas y mensajes entre Urquía y sus amigos, pero hablan de forma genérica, como "todo OK" o "me ha surgido una cosita". Ha quedado por descifrar una "conversación enigmática" del 28 de septiembre en la que Urquía le dice a Igor Mier, uno de sus amigos: "Nos rendimos".
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