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Columna
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La inquietud de los pavos

Cuando una persona anda con la mosca detrás de la oreja, se dice de ella que está más mosqueada que un pavo en Navidad. Este año, la inquietud de esas aves de mantel se ha contagiado a la ciudadanía convertido en virus. Quién más, quién menos, todo el mundo está inquieto por el futuro inmediato. Con este panorama, la Navidad, más que blanca, se presenta morada, aunque haya nieve. El Ayuntamiento colabora humildemente a la crisis económica mundial obsequiándonos con la subida del metro y el autobús, un detalle significativo para hacernos más la pascua todavía.

Como prólogo de las fiestas, son dignos de tener muy en cuenta los pequeños pero vibrantes coletazos de la revuelta griega en nuestra capital: tuvieron la osadía de destrozar la entrada de la sede de la Policía Municipal en el centro de Madrid. Este tipo de escaramuzas es realizado frecuentemente por los llamados "grupos antisistema". La etiqueta "es demasiado difusa", decía el viernes Álvaro de Cózar en este periódico. Pero, precisamente por eso, resulta más intrigante y más extensa. ¿Son sólo grupos de colegas anticapitalistas sin organización? Da toda la impresión de que empiezan a organizarse. Las reiteradas estafas colosales en Wall Street y en otros sitios se lo están poniendo en bandeja. ¿Cuántos colegas antifascistas y anticapitalistas hay en Madrid? Pueden llegar a ser multitud, aunque con muy diversas personalidades.

Los estudiantes empiezan a dar señales de vida rebelde con la disculpa del Proyecto Bolonia. Las colas del paro, imparables del paro. La gente anda por ahí intranquila, como pavo en Navidad. Si esto sigue así, vaya a usted a saber la que se puede organizar en los próximos meses. Pero habrá que divertirse, porque si no, vamos a hacer el pavo y se nos va a quedar la carne de gallina.

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