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Moda

El célebre calzoncillo 'slip' sigue más vigente que nunca

Carlos Díez revisa la evolución de la ropa interior para ellos

En 1934, un diseñador de la marca estadounidense de ropa interior Jockey recibió una postal desde la Riviera Francesa. En ella aparecían un grupo de jóvenes tostándose al sol llevando el breve atuendo de bañista de la época. No hizo falta más. Tomando ese primigenio bañador como modelo y añadiéndole una abertura frontal en forma de y invertida, Jockey lanzó al mercado el que se convertiría en el calzoncillo más vendido de la historia, el brief o slip.

Aprovechando el 75º aniversario de esta prenda que dividió al mundo entre sus partidarios y los del boxer, la marca ha decidido airear sus archivos y convertir la ropa interior masculina en objeto de una retrospectiva que podrá verse en la sala Valle Inclán del Círculo de Bellas Artes de Madrid durante los días 12 y 13 de este mes.

La exposición suma los fondos de dos confesos coleccionistas de calzoncillos: Volver Goerhardt, director creativo de Jockey desde hace 40 años, y el diseñador Carlos Díez Díez, que además ha reinterpretado nueve piezas de la marca para la ocasión. Del patrimonio de este último proceden 10 modelos. Entre ellos, una especie de pañal hindú de algodón que se asemeja a un paño de pudor, regalo de un amigo y unos boxers de 1970 que el diseñador compró en una tienda de ropa de segunda mano durante una visita a París.

La pieza más antigua del recorrido es una camisola de lino que data de 1790 y la más emblemática unos slips también intervenidos, esta vez por Andy Warhol, fiel consumidor de esta marca. Todo lo expuesto, independientemente de si ha sido usado o no, está limpio. Para lo que no hay hueco en esta historia es para la nostalgia patria. La España que se reconozca en esos calzoncillos de algodón blanco y hasta la rodilla con los que Alfredo Landa y el desarrollismo daban la bienvenida al turismo, no lo hará aquí. Ni rastro de este emblema celtibérico.

Como explica Goerhardt, la ropa interior masculina vivió su primer aperturismo en la década de 1960: "Fue cuando abrazó el color y la lycra. Hasta entonces se usaban tejidos duros como el algodón y el lino. Con ella llegó el confort". Menos roce y la voluntad más o menos procaz de sustituir lo holgado por lo apretado.

Para Díez, la segunda revolución, la que ha configurado el panorama actual, fue la llegada de la mano de la moda. "Empezó Calvin Klein y continuaron Dolce&Gabanna, Prada o Gucci, que al sacar sus propias líneas de ropa interior, han introducido los mecanismos de funcionamiento de la moda en este mercado: los conceptos de temporada y colección".

El diseñador y coleccionista Carlos Díez.
El diseñador y coleccionista Carlos Díez.
Algunas piezas que forman parte de la muestra.
Algunas piezas que forman parte de la muestra.

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