"Si espero a que me ofrezcan trabajo, me muero de hambre"
"Con mis tetas caídas por el tiempo / y mi voz rota por los años / no sé si queda un hombre que pueda acompañarme". Antonia San Juan se pone guerrera cuando escribe poemas salvajes (a punto de ser publicados) o pinta cuadros al óleo en su oficina de Madrid. También cuando habla de la profesión o de la mujer. Copropietaria del teatro Arlequín desde 2007, echa cuentas y le salen más deudores que amigos. Se siente una outsider, vetada en series, películas y premios. Pero pese a quien pese, la San Juan vuelve con más garra que nunca y estrena Matrimonio de Boston en su teatro.
Pregunta. ¿Todavía le pasa factura la fama y el personaje de Todo sobre mi madre?
Respuesta. Más bien todavía no he tenido ocasión de agradecer a Almodóvar que me diera el papel de Agrado. Estuvo bien para capitalizar todo el teatro universitario y el cabaret que había hecho anteriormente, pero a la larga no me benefició tanto.
P. ¿Por qué?
R. Porque lo triste no fue que el público se creyera que Almodóvar realmente me había recogido en la calle para contar mi vida, sino que dejaron de ofrecerme papeles serios en cine o teatro o televisión. Como yo no era Agrado de verdad no daba morbo. Y ahora, por no llamarme, no me llaman ni como invitada a los Max.
P. Pero en los últimos años casi no se ha bajado del escenario...
R. Ya, porque pongo yo el dinero. Si me quedo esperando a que alguien me ofrezca trabajo, me muero de hambre. Pero el tiempo pone a cada uno en su sitio y no necesito el reconocimiento de la profesión. Yo me centro en trabajar y gestionar un teatro que iba a ser convertido en un gimnasio, con eso para mí ya es bastante.
P. ¿Cuál es el balance del primer año de gestión en el Arlequín?
R. Estamos contentos, aunque todos los comienzos son difíciles. Intentábamos buscar la línea editorial del teatro y quizás nos equivocamos al programar obras que no encajaban con lo que queremos hacer en un futuro. Pero la respuesta del público ha sido positiva.
P. A pesar de algún desencuentro, como la violenta retirada de Andrés Pajares...
R. A ver, yo a Andrés Pajares le respeto muchísimo, pero la obra no iba bien. Le sugerimos que bajase el precio de las entradas, porque a veces actuaba ante muy poca gente, pero con su caché no se lo podía permitir. Y la historia acabó como acabó.
P. ¿Cuándo se estrenará su primer largometraje, Tú eliges?
R. De momento haremos un pase para amigos en el teatro. No hemos podido llevarlo al cine por falta de presupuesto. El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Jerónimo Saavedra, nos prometió en 2007 una subvención de 120.000 a 150.000 euros, a cambio de ir a grabar allí. Así que invertimos en desplazar a todo el equipo y rodar en la isla, pero el dinero nunca llegó.
P. La reivindicación es una constante en sus textos.
R. Creo que hace falta cambiar el pensamiento, transformar al hombre adoctrinado por el sistema. A mis 47 años me pregunto cómo es posible que mujeres como Virginia Woolf lucharan por los derechos de la mujer a principios del siglo XX y que en el siglo XXI las jóvenes piensen como sus abuelas y busquen un marido que las ayude en casa. No me lo explico.
Matrimonio de Boston. Con Antonia San Juan, Rocío Calvo y Marta Ochando. Texto: David Mamet. Dirección: Quino Falero. Teatro Arlequín (San Bernardo, 5). De miércoles a viernes, a las 20.30. Sábados a las 20.00 y 22.30. Domingos, a las 19.00. Precio: de 20 a 25 euros.
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