Caída libre en el cuarto trimestre
Por fin parece que nuestro Banco Central asume el escenario que se cierne sobre las economías europeas, un escenario de recesión que se ha hecho palpable a partir del tercer trimestre y que perdurará con mucha probabilidad durante todo el próximo. Dado que las tensiones inflacionistas imperantes hasta el verano han desaparecido y se han trastocado en una fuerte y positiva desinflación (no deflación, que esto es muy diferente y negativo), se ha allanado el camino para bajadas importantes de los tipos de interés, como la que acordó el BCE el jueves por 75 puntos básicos, hasta el 2,5%. Los agentes aún descuentan ulteriores bajadas, hasta el 2% o incluso el 1,5%, lo que puede inducir a retrasar algunos proyectos de gasto en consumo o inversión hasta que dichas bajadas se materialicen. Por ello, y aunque esto suene a excepcional y no recomendable por los manuales de política monetaria, el banco debería haber bajado ya, de una tacada, al 2%, dejando de lado la política gradualista, que en estos momentos no sirve de nada. Pero, bienvenida sea la última y valiente rebaja del jueves. Ahora "sólo" falta que el Euríbor y otros tipos de mercado sigan los pasos del BCE. Si fuera así, las familias españolas endeudadas podrían ahorrarse en intereses unos 10.000 millones de euros en 2009, si bien, el conjunto de las mismas dejaría de percibir una cantidad similar en intereses recibidos. Al fin y al cabo, las bajadas de los tipos de interés no son sino una redistribución de rentas desde los que generan ahorro a los que se endeudan o están endeudados, esperando que esto genere más gasto en consumo e inversión y al final todos salgamos favorecidos.
Los últimos indicadores y datos de empleo muestran una economía en caída libre en el cuarto trimestre
El BCE debería haber bajado ya, de una tacada, los tipos al 2%, dejando de lado la política gradualista
Este trasvase de rentas es muy necesario en España, pues los indicadores muestran que el gasto de los hogares y empresas se está hundiendo con fuerza inusitada. Entre los últimos conocidos, tenemos, en octubre, las caídas reales del 8% en las ventas al por menor y del 11,4% en las declaradas por las grandes empresas, y en noviembre, caídas de casi el 50% en las matriculaciones de automóviles y del 63% en las de vehículos de carga. Las consecuencias sobre producción y empleo son inmediatas. La producción industrial, que ya descendió un 6,1% en el tercer trimestre, ha caído un 12,8% en octubre, haciendo añicos las previsiones de los modelos (gráfico superior izquierdo). El paro registrado, corregido de estacionalidad, aumentó en 119.000 personas en noviembre respecto a octubre, tras hacerlo en 150.000 en ese mes (gráfico superior derecho). Los afiliados a la Seguridad Social, cuya caída en octubre (142.000 menos que en septiembre, en términos desestacionalizados) parecía un dato atípico, han vuelto a descender en noviembre aún más, 186.000 (gráfico inferior izquierdo). En los últimos 12 meses, las afiliaciones han descendido en 671.677. Las tasas de variación interanual de los afiliados han pasado del -0,9% en el tercer trimestre al -2,3% en octubre y al -3,5% en noviembre. En diciembre la tasa podría caer hasta el -4,4%, lo que daría una media para el cuarto trimestre del -3,4%. Perdonen tanta cifra, pero es que los números se explican por sí mismos.
¿Qué variación del PIB puede darnos el INE para este trimestre a partir de los datos de empleo? Debería estirar mucho el crecimiento de la productividad por ocupado para que la caída interanual fuera menor del 1%. Pero hay indicios de que el descenso de la afiliación puede estar sobreestimando el del empleo real. Si comparamos los datos del paro registrado con los de la afiliación de los dos últimos meses, tenemos que el aumento del paro (135.000 por mes, de media, en octubre y noviembre en términos desestacionalizados) es muy inferior al descenso de los afiliados (164.000 por mes), cuando tendría que ser al revés, dado que la variación del paro viene dada por la del empleo más el aumento de la fuerza laboral. La explicación podría ser que, al igual que sucede con el descenso de la recaudación por IVA y otros impuestos, las empresas (incluidos autónomos) pasan a la economía sumergida a parte de sus trabajadores, para ahorrar cotizaciones. El contraste de los datos de afiliación con los de la EPA del cuarto trimestre, que conoceremos el 23 de enero, podrá darnos más información. Este efecto podría estar agrandando casi en medio punto la caída real del empleo, pero aun así, estos datos y el resto de indicadores muestran una economía en caída libre en el cuarto trimestre. -
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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