Un sector con alas
Para bien y para mal, el sector aeronáutico vasco tiene alas. La posibilidad de que las nuevas inversiones se realicen fuera de Euskadi depende pura y llanamente de financiación y apoyo institucional. Si su crecimiento ha sido casi exponencial en los últimos veinte años, al pasar de una facturación de 133 millones en 1996 a 913 en 2007, sin el debido empuje financiero podría ver frenada su expansión y despegar hacia parajes más favorables. Es el caso de la ingeniería vasca SK-10, que ha logrado importantísimos contratos de EADS para construir diversas partes del nuevo Airbus A-350, un avión diseñado en fibra de carbono. Sin embargo, las plantas de producción y los puestos de trabajo se van a instalar en Andalucía, con capital catalán.
El sector aeronáutico empleaba en la comunidad autónoma a 1.449 personas en 1995. En 2007 daba trabajo a 6.553 empleados y ha invertido más de 1.000 millones en los últimos diez años. Compuesto por más de 50 empresas, las tractoras son Aernnova, Sener e ITP.
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