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Reportaje:

Las motos invaden las aceras

Valencia sólo tiene 1.500 plazas para un parque de más de 74.000 de motos

A falta de aparcamientos, buenas son las aceras. Se han convertido en el estacionamiento alternativo de los motoristas, que en la vía pública no encuentran donde dejar su vehículo de dos ruedas. En batería o en cordón, ocupan el espacio entre alcorques, junto a los contenedores, en los chaflanes... Es la estampa habitual en las grandes ciudades, aunque dejar la moto en la acera esté prohibido. Al menos en Valencia, Castellón y en Alicante. Pero en las tres urbes se hace la vista gorda en aceras más o menos anchas y mientras no impidan el paso o se planten ante una salida de emergencia. Las policías locales lanzan de vez en cuando una campaña de multas para que luego todo vuelva a la normalidad. Porque no hay aparcamientos suficientes.

"En Barcelona hay aparcamientos. Aquí asumes que te pueden multar"
"Hay que regular el problema porque al final pagamos el pato los peatones"
Las ciudades hacen la vista gorda ante la falta de aparcamientos

Así ocurre en el centro de Valencia, donde no hay calle de anchura mediana en la que los peatones no compartan espacio con las motocicletas. Según la estadística municipal, en Valencia constaban matriculados en 2007 un total de 74.177 motocicletas y ciclomotores, a los que habría que sumar los que circulan de vecinos desplazados del área metropolitana -hay 146.400 en toda la provincia-. Plazas de estacionamiento en Valencia -al margen de las de pago en aparcamientos subterráneos, que usan pocos- sólo hay 1.500, reconocen fuentes de la Concejalía de Circulación. La desproporción es evidente.

"En el centro hay algunos aparcamientos, pero están siempre a tope", confirma Enric, trabajador social de 46 años mientras pone en marcha su moto en la calle de Almirante Roger de Lauria. Junto a unos cuantos espacios habilitados para motocicletas se agolpan, en la acera, las que no han encontrado hueco. No está permitido, pero se tolera, admiten en el Ayuntamiento, del PP. La Policía Local transige si las motos no impiden el paso o invaden una zona de carga y descarga, o de emergencias. Sin embargo, la pasada primavera hubo quejas de algunos comerciantes por la invasión de motocicletas y los agentes se hincharon a multas durante unos días. Fuentes municipales aseguran que sólo se multó a los que "obstaculizaban" de alguna forma el paso, pero hay motoristas que aún recuerdan con enfado que les pilló la campaña con la moto en el sitio habitual. "A mí me pusieron dos multas de 60 euros por aparcar donde siempre. No molestaba a nadie. Coloco la moto entre dos farolas", asegura Jaime, de 35 años.

En otras ciudades, como es el caso de Madrid, las ordenanzas explicitan el permiso a las motocicletas para estacionar en las aceras de cierta anchura, y entre alcorques. Así lo hacen también muchos en Valencia, pero sin la bendición municipal. "En Barcelona hay aparcamientos para motos en el centro y la periferia. Aquí asumes que si quieren ponerte una multa, lo hacen", se resigna Juan Ángel Martínez, de 40 años, que ha dejado su moto en una acera de la calle de Colón. Está, como otras muchas, junto a una parada de taxis. Si no fuera por una señal al principio de la cola que prohíbe ocupar la acera, los clientes tendrían que saltar por encima de las motos para abrir la puerta del taxi. "Lo malo es que la señal está medio tapada por un árbol y mal puesta, no se ve bien", apunta Fausto Barberán, taxista de 48 años.

La concejalía trabaja en una nueva ordenanza que incorpore la posibilidad de aparcar entre alcorques y en aceras de "un ancho delimitado". También ultima un plan para crear entre 1.500 y 2.000 plazas nuevas en el centro, aunque fuentes del área que dirige Alfonso Novo reconocen que "siempre serán pocas" ante la importante demanda. Habilitar más espacio no siempre es fácil, y en el centro se hará a costa de los coches. Cada plaza para vehículo puede dar cabida a cuatro motocicletas. Los nuevos estacionamientos se crearán a partir de final de año "paulatinamente".

La Asociación de Comerciantes del Centro Histórico de Valencia considera que la falta de aparcamientos es acuciante. "Faltan para clientes y los propios trabajadores de los comercios", explica la gerente, Julia Martínez. "Vamos trabajando con el Ayuntamiento para ofrecer más plazas, pero no alcanzan", añade. Las peatonalizaciones en calles del casco antiguo han restado plazas en algunos puntos. Aparte de la opción de sacar más espacio en las zonas azules, los comerciantes sugieren la reconversión de algunas paradas de taxi poco utilizadas, como ya se ha hecho en la plaza de San Agustín.

Con las obras de la nueva línea de metro en Barón de Cárcer, junto al Mercado Central, el déficit de aparcamientos, tanto para coches como motos, se ha agudizado, por lo que la asociación pide un "plan de choque" de cara a la campaña navideña que facilite el acceso de los clientes y les tenga pendientes de las compras, y no del riesgo de multas. "En Holanda, por ejemplo, los taxis comparten espacio con las zonas de carga y descarga con horarios concretos para ellos", afirma Martínez como otra posible solución.

Media docena de motos están aparcadas ante el comercio de telas de Loli Torrejón, de 52 años: "A mí no me importante tanto, pero mi marido se queja. No tienen por qué estar ahí. Sin ellas, la plaza estaría más aseada". José Martínez, en cambio, aparca la suya propia ante la tienda en la que vende objetos de cerámica. "Siempre dejamos paso para que la gente vea los escaparates. Con un poquitín de conocimiento las motos no molestan, podemos convivir todos", asegura.

El caso es que "al final, entre chirimbolos, comercios con cosas en la puerta y las motos en la acera, los que siempre pagamos el pato somos los peatones", critica Carmina Castelló, responsable de circulación de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia. "Hay que regular el problema", añade Castelló, establecer posibles zonas de aparcamiento donde no molesten las motos, pero los vecinos no son partidarios de que se mantenga sin mayor control la situación ahora generalizada de ocupar las aceras.

En Castellón, el Ayuntamiento se atiene al código de circulación, que prohíbe el estacionamiento en lugares no determinados para tal fin. Pero los motoristas aprovechan algunas plazas y aceras para saltarse la norma. La avenida del Rey, por su cercanía con oficinas e institutos, es uno de los puntos en los que incluso impiden el paso de los viandantes. Pese a que el número de motocicletas no es alto (29.000 en toda la provincia), el Ayuntamiento ha tenido que reservar espacios específicos para su estacionamiento en el mismo centro después de una campaña de multas. Los motoristas protestaron y ocuparon plazas enteras previo pago de la ORA, restando estacionamientos a los turismos. Tras la protesta, el ayuntamiento habilitó plazas gratuitas para las motos.

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