Sálvese quien pueda

Quedó bien patente el 27 de noviembre que el turista o empresario español, vaya solo o acompañado, es el más desamparado ciudadano de Europa, a lo largo y ancho de éste cada vez más pequeño mundo.

Me resulta indignante, primero; vergonzante, segundo, y vergonzoso, en tercer lugar, que una persona que ocupa un alto cargo público, elegido por el pueblo que representa, pero no cualquier cargo público, sino la presidencia de la comunidad más poderosa económicamente de una nación que se supone desarrollada, y que se supone que tendría que ser un ejemplo para los ciudadanos, practique el "sálvese quien pueda" mientras altos cargos empresariales y turistas españoles permanecen en peligro en un país extranjero. Me pregunto yo, desde mi simpleza, si no habrá quizá un consulado en Bombay donde permanecer sano y salvo, superar el fuerte trago de verse en una situación de ese calibre y asegurarse de que todos sus compatriotas, sobre todo aquellos que le acompañaban, volvían sanos y salvos a casa.

Estoy convencida de que esto es lo que esperan los españoles de sus gobernantes, sean del signo que sean. ¡Qué ética les vamos a enseñar a nuestros hijos, si es este tipo de comportamiento lo que observan de un gobernante, ven aplaudir y no censurar.