Robert Ignatius Burns, historiador y medievalista
Se especializó en el reinado de Jaime I el Conquistador
Los colegas medievalistas de The American Academy of Research Historians of Medieval Spain informaban en un breve email: el padre Robert Ignatius Burns había fallecido la noche del 22 de noviembre. Su salud era muy frágil y por ello, en julio de 2007, le habían trasladado ya desde la Loyola Marymount University de Los Ángeles a la residencia para ancianos de los Padres Jesuitas en Los Gatos, en la misma California.
El padre Burns había nacido en San Francisco, en 1921. Además de los estudios de Teología, ligados a su ingreso en la Compañía de Jesús, realizó dos doctorados en Historia, uno en la Universidad de Friburgo y otro en la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore. El primer doctorado versó sobre los indios de América del Norte, tema que no presagiaba en nada su futura dedicación a la Edad Media europea y a la corona catalanoaragonesa.
Hace tiempo, el padre Miquel Batllori, otro jesuita ilustre, contó que le había aconsejado que se dedicase a estudiar la historia medieval catalana y le había hablado de la riqueza de la documentación conservada. Así pues, su segundo doctorado versó sobre el rey Jaime I el Conquistador y la Iglesia valenciana, para analizar cómo se organizaba ésta en un territorio acabado de ganar al islam por el monarca. La obra se publicó en 1967: The Crusader Kingdom of Valencia: Reconstruction on a Thirteenth-Century Frontier, traducida en 1982 al castellano (El reino de Valencia en el siglo XIII, iglesia y sociedad) y al catalán en 1993 (El regne croat de València, por la editorial Tres i Quatre).
Desde que emprendió este estudio, su presencia se hizo habitual en la sala de investigadores del Archivo de la Corona de Aragón de Barcelona. Era un hombre alto, rubio, si bien el pelo le blanqueaba ya, de ojos azules y la tez blanca y sonrosada. Era una persona más bien tímida, pero de trato muy agradable y extremadamente cortés y bondadoso. Hablaba castellano, aunque bastante peculiar; por ejemplo, para él, el paso de peatones fue siempre "el paso de pedestres". Naturalmente, comprendía el catalán, pero no lo habló nunca.
Siempre en el archivo
Era muy metódico y no solía cambiar sus costumbres para adaptarse al país. Así, para aprovechar más el tiempo, solía hacer sólo una comida fuerte al día, hacia las seis de la tarde, que era cuando cerraba el archivo, en un restaurante de cocina continua. Era un buen conversador y no le faltaba el sentido de la ironía.
Desde esa primera obra se especializó por completo en el reinado de Jaime I el Conquistador y en la conquista del reino, su organización posterior y, en especial, en la situación de la población islámica que continuó en el reino bajo dominio cristiano. Entre su bibliografía destacan L'Islam sota els Croats, Colonialisme medieval: Explotació postcroada de la València Islàmica y Jaume I els valencians del segle XIII. Con el fin de integrar a los estudiosos norteamericanos especializados en la corona de Aragón y en la de Castilla, coordinó la obra Los mundos de Alfonso el Sabio y Jaime I el Conquistador, razón y fuerza en la Edad Media. Su labor ha merecido numerosos honores y premios.
En los últimos meses, a pesar de que se encontraba débil y que veía poco, trabajaba aún un par de horas diarias para terminar el cuarto y último volumen de su Diplomatarium of the Crusader Kingdom of Valencia. The registered charters of its conqueror Jaume I (1257-1276). Le preocupaba que la muerte le sobreviniera antes de terminar su obra magna y seguramente ese deseo le ayudó a sobrevivir. Pudo completarla, pero ha fallecido mientras corregía las pruebas.
Maria Teresa Ferrer i Mallol, presidenta de la sección Histórico-Arqueológica del Institut d'Estudis Catalans.
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