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La piqueta derriba las nuevas chabolas de El Gallinero

El Ayuntamiento suprime siete construcciones aún sin habitar

El Ayuntamiento de Madrid tiró ayer en El Gallinero las chabolas de varios pobres globales, es decir, gente que es pobre aquí, en su país, y en cualquier otro sitio donde decida colocar su techo. Los pobres globales, rumanos de etnia gitana, asistieron desde las ocho y media de la mañana a la demolición de siete de estas construcciones, algunas de ellas levantadas tras las inundaciones que anegaron este poblado el pasado octubre. "Las hicieron después de las lluvias. No vivía nadie todavía", dijo ayer Camila, una señora que llegó hace seis años a Madrid después de que su vivienda en Rumania fuera arrasada también por el agua.

El Servicio de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento señaló en un comunicado que las excavadoras actuaron ayer en este poblado, situado en la prolongación de la calle de Francisco Álvarez, en el distrito de Villa de Vallecas y muy cerca de la Cañada Real, porque "quiere evitar la extensión de este poblado" y con el fin de impedir que las construcciones que se encuentran abandonadas y en estado ruinoso sean ocupadas nuevamente. Ese objetivo, según declaró otra mujer, les da igual. "Hacemos otra en otro sitio". En este mismo asentamiento se demolieron 12 chabolas y se retiró una caravana el 31 de julio. En octubre, el Ayuntamiento derribó tres infraviviendas más. En total, unas 25 construcciones ilegales, entre las que también se encuentran dos naves en desuso y un antiguo centro de transformación eléctrica.

La escenografía de las demoliciones de ayer fue la de otras veces: decenas de chabolistas pidiendo que les dejaran en paz, policías municipales y nacionales por los cuatro costados del poblado, niños en pijamas poco adecuados para el frío que hacía y miembros de ONG y parroquias gritando a los funcionarios del Ayuntamiento para que se fueran con sus excavadoras a otra parte.

Otros señalaron la falta de planes para arreglar los problemas de los rumanos. "Tanta gente pensante y lo único que se les ocurre es gastarse una millonada en tirar las chabolas y dejarlo todo peor de lo que está, lleno de escombros y hecho un asco. Hay que hacer más cosas además de tirarlo todo", explicaba Francisco Pascual, miembro de la comunidad parroquial de Santo Domingo de la Calzada.

El Ayuntamiento señaló ayer que sí que se hacen cosas. El comunicado municipal subrayó la escolarización de 141 menores del asentamiento. No citó ningún plan porque ya se sabe cuál es: acabar con el chabolismo en la capital, tal como anunció hace unas semanas. Desde el pasado mes de mayo, el Ayuntamiento de Madrid ha demolido en la Cañada Real Galiana y su entorno 89 construcciones y 22 infraviviendas, un puente, un colector y un centro de transformación eléctrica.

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