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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Correr en Montmeló sin contaminar

"¡Súbete y pruébalo!". Y allá voy. El coche es pequeño, muy pequeño. Es cómodo para dos plazas, pero no mucho más. Se vislumbra un bulto debajo de los asientos, que, según me explican, ocupan una serie de baterías conectadas entre sí que constituyen la base fundamental del vehículo: son la gasolina. Estamos hablando de un coche eléctrico, en este caso un Reva o un Mega-City, los dos utilitarios propulsados con motores eléctricos que ayer paticiparon en la jornada de fórmula-e propuesta por el Colegio de Ingenieros Industriales de Barcelona en el circuito de Cataluña, en Montmeló.

"Cuidado. No están diseñados para correr", me aconsejan. "Es un coche de fácil conducción, automático y que puede alcanzar una velocidad de 80 kilómetros por hora, con una autonomía de 50 kilómetros", explica Francesc Buyolo, gerente de Reva. El motor concede 13 kilovatios de potencia, es decir, unos 14 caballos. Miserable si se compara con las prestaciones de los coches de gasolina básicos: ninguno da menos de 50 CV. Sin embargo, los motores eléctricos ofrecen buenas prestaciones con menos potencia. En cambio, el precio es más elevado: entre 11.600 euros y 18.177.

El Tesla, un coche eléctrico, es más rápido que un Porsche y alcanza los 300 por hora

Pero estos vehículos tienen dos ventajas sustanciales con relación a los coches de gasolina: no contaminan y no necesitan que se llene el depósito; basta con enchufarlo a la red eléctrica para recargar las baterías. Eso supone un ahorro notable: un litro de gasolina cuesta alrededor de un euro, el equivalente en electricidad ronda los 0,22 euros.

"La gran batalla de los coches eléctricos es encontrar el equilibrio entre la potencia, la autonomía y el precio", explica Francesc Dorca, ingeniero de telecomunicaciones y gran conocedor de los avances tecnológicos en el campo de la energía motriz eléctrica. "Cuanto más quieres correr, menos autonomía. Y cuanta más autonomía, más precio. Actualmente, hay en el mercado coches híbridos [el Toyota Prius, el Smart y el Honda Civic, entre otros], que combinan el motor eléctrico y el convencional, y coches eléctricos que están evolucionando muy rápidamente, pero que necesitan bajar su coste para llegar al gran mercado".

A España aún no han llegado (aunque Nissan quiere liderar su introducción en el país), pero en Europa algunas marcas de prestigio están ya fabricando coches eléctricos, con poca incidencia debido a su precio, a su aún escasa autonomía y al tiempo que requiere la recarga. Las baterías de plomo están siendo sustituidas por otras de cloruro sódico de níquel y de iones de litio. El problema es su precio. En California, donde las leyes obligan a que un porcentaje del parque móvil sea de energías no contaminantes, existe el Tesla, un vehículo eléctrico de altas prestaciones que ofrece 200 CV y tiene una autonomía de 150 kilómetros, que le dan 6.000 pequeñas pilas de ión-litio. Recargarlas cuesta una hora y no las tres o las seis de baterías más económicas. Alcanza los 300 kilómetros por hora y es más rápido que un Porsche. Pero está reservado a millonarios, porque cuesta 100.000 euros.

"El futuro parece pasar por la aplicación de las pilas de combustible, pero su precio es enorme porque requiere platino para su fabricación", explica Josep Viver, de Elektron. La pila de combustible es un generador eléctrico que puede funcionar con hidrógeno, metanol o incluso con gasolina. Es decir, no necesita tiempo de recarga, sino simplemente llenar un depósito, y produce la energía necesaria para hacer funcionar el motor eléctrico. Así que lo que vuelve al aire es agua pura y calor en vez de CO2. Pero es cuestión de un par de años.

Mientras esperamos que todo esto evolucione y los precios se abaraten, lo más práctico es desplazarse en bicicleta. Pero no una cualquiera. Una que tenga también un motor eléctrico y que te permita tener la sensación de que eres Superman cuando pedaleas por las cuestas de Montmeló sin esfuerzo y manteniendo una velocidad de crucero realmente interesante. ¡Ah! y con 1.000 euros te basta.

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