La Guardia Civil intentó detener 50 veces al supuesto asesino de Bujalance
Hidalgo se fugó en un permiso carcelario de ocho horas en febrero de 2006
Rafael Hidalgo Castro, el supuesto autor del asesinato de José Reyes en Bujalance (Córdoba), aprovechó un permiso penitenciario de ocho horas concedido para que visitara a su madre enferma en un hospital para darse a la fuga en febrero de 2006. Su nombre se borró misteriosamente de la base de datos central de Instituciones Penitenciarias, pero seguía figurando en busca y captura en las de la Guardia Civil, que ha intentado detenerle "en 50 ocasiones", sin éxito, según fuentes del instituto armado.
Éstas explican que el motivo de la disputa que acabó en el crimen era el uso de una cochera de propiedad municipal del barrio de Santiago, de la que el ahora huido disponía de forma irregular.
Hidalgo estaba cumpliendo en la prisión de Córdoba condenas que sumaban siete años y cinco meses por delitos de robo con fuerza (en viviendas y locales) y faltas de lesiones. Había ingresado el 11 de febrero de 2002. Según Prisiones, con casi la mitad de la condena cumplida comenzó a disfrutar de permisos penitenciarios en 2005, de los que siempre regresó sin novedad. El último del que gozó sin problemas data de noviembre.
El 8 de febrero de 2006 se le otorgó un permiso extraordinario de salida para visitar a su madre, quien se encontraba gravemente enferma en el hospital. El permiso era de sólo ocho horas y se le concedió sin que se dictara que se hiciera bajo custodia (acompañado por la policía o la Guardia Civil), como suele ser habitual en casos similares.
Pero Hidalgo no regresó. La cárcel de Córdoba avisó al día siguiente de la fuga al juzgado de guardia, al de Vigilancia Penitenciaria y a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. La Guardia Civil se hizo cargo del asunto. Desde entonces, ha intentado detenerle "en 50 ocasiones", según las fuentes, siempre sin éxito, ya que, cada vez que los agentes iban al barrio (de uniforme o de paisano) "alguien daba el agua (aviso para huir)" e Hidalgo se escapaba, patios y tejados mediante, campo a través.
El barrio no es precisamente Beverly Hills. En él menudean las pendencias y tanto la familia del presunto asesino como la del asesinado tienen fama de conflictivas, según las fuentes. Los nombres de ambas han surgido por diferentes motivos en las juntas locales de seguridad, entre otros asuntos por problemas de convivencia en el colegio local.
La Guardia Civil había registrado en varias ocasiones en sus intentos de detención de Hidalgo viviendas relacionadas con la familia de Hidalgo en Bujalance, Andújar y Castro del Río. Además, ha tenido pinchados teléfonos de familiares, siempre con autorización judicial. De Hidalgo cuentan que no solía permanecer mucho en la misma residencia y que, además, suele cambiar su aspecto.
Los agentes han sabido ahora que el huido se escondía (y a veces ocultaba el fruto de sus robos) en una cochera, de propiedad municipal. Ésta había sido cedida a una mujer brasileña quien, a su vez, le había entregado las llaves a Rafael Hidalgo. El uso de esta cochera fue, según estas fuentes, el origen de la disputa, que comenzó entre dos mujeres y en las que volaron las amenazas de todo tipo.
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