'Galletera', la vaca prodigio
Conquistó cuatro veces el título de Gran Campiona de Galicia en Silleda, y sigue
Galletera, veterana de las pasarelas, aguantó el tipo en Silleda todo el día, luciendo sus espléndidas ubres, más espléndidas a medida que avanzaba la jornada porque no la ordeñaban. La raparon, le pegaron un postizo en el rabo, le pintaron las uñas, le perfilaron las manchas negras y ocultaron con tinte esas canas de abuela de 10 años que "ya va teniendo". El último toque fue un disparo de laca directo a la línea dorso lumbar. Porque el juez es lo que más mira: la configuración de las patas y la línea de la espalda, que nunca es recta, y hay que disimularla izando con laca el pelo de la columna e igualándolo con maquinilla.
Pero lo peor, para una vaca, es que no la ordeñen, y Galletera no rechistó. No rechistó porque su amo, Manuel Francisco Penabad, llevaba ya varios días untándole los tetos con crema hidratante y en el concurso dobló la loción. Por fin, al rematar el último desfile de las campeonas, la frisona pudo ser ordeñada.
Los días antes del concurso le untaron las ubres con crema hidratante
"Nos estamos pasando a la carne. La leche, ahora, es una ruina"
"Le sacamos 60 litros", revela Carmen Durán, señora de Penabad y copropietaria de la Granxa Caxigueira, el hogar de Galletera. Al año, la vaca da 12.500 litros, "lo mismo que cuando era moza". Y sus contrincantes tiemblan cuando saben que van a tener que medir su belleza con ella. En Silleda, según su dueña, con la del pasado fin de semana ha ganado ya cuatro veces. Y las veces que no ha sido Vaca Gran Campiona de Galicia se ha llevado la plata. "No hay concurso en España o Portugal al que se haya presentado y no haya llevado premio", sigue contando Carmen. "En casa ya no hay sitio para colgar tantos banderines. Ahora los meto en cajas".
Dice el ama de Agrortegal Galletera Juror (el nombre de pila de la vaca lleva por delante la explotación de procedencia y por detrás el de su padre, en este caso un toro yanqui) que el animal se presentará de nuevo el año que viene para conquistar su quinto título de Gran Campiona y llevarse a la explotación familiar de Ortigueira los 1.000 euros del premio. Después, quizás se retire, porque Galletera tiene una edad, aunque sea una vaca prodigio. Al parecer, según Manuel Francisco, "procesa muy bien el forraje", y por eso sigue en plena producción con su década de vida. "Estas vacas de leche mueren a los seis o siete años. Están viejas, agotadas, después de dos o tres partos y tantos litros" ordeñados, comenta Carmen. Pero la campeona gallega de las frisonas lleva ya siete alumbramientos, todos de hembras tan lecheras como ella cuyos nombres de pila también empiezan por G. La vaca sigue en forma, y esto, además de en los litros, se nota en los "pies bárbaros" que conserva y en las "ubres turgentes", nada caídas (o "profundas", que se les dice a las vacas) para ser un animal que peina canas.
Por este ejemplar han ofrecido 30.000 euros, pero "Galletera no se vende", avisa Carmen. De momento, la granja ni siquiera ha hecho negocio con sus embriones. La buena genética puede disparar el precio de los óvulos fecundados hasta 6.000 euros, aunque los de Galletera serían más baratos porque los dueños no conocen su árbol genealógico más allá de Juror, que era un gran macho.
Para los propietarios de la explotación, lo de esta vaca es un milagro, porque, salvo en los días previos al concurso, no recibe cuidados especiales: "Ni le ponemos wonderbrá ni la tenemos aislada. Anda en el campo con las demás", presume el ama.
El día estaba feo de verdad, ayer, en la parroquia de As Neves. A Carmen le dio pena sacar las vacas a pastar, así peladas como volvieron del concurso. En la Granxa Caxigueira granizó toda la mañana, pero Galletera, su hija Goleta, Lucera Roi, Hilaria Litz y las demás vacas de leche que llevaron algún trofeo estuvieron a la intemperie comiendo hierba mojada. Su dieta no tiene misterios: pasto fresco y una ración de pienso concentrado, con harina de maíz y cebada, soja, semilla de algodón y un preparado casero de pulpa de remolacha.
El amo logró esta vez el título de mejor criador en Silleda. El jurado valoró la cantidad de vacas suyas que reciben premio, pero también pudo tener en cuenta que se sabe de memoria el nombre de sus 150 reses, que las abraza y que siempre busca apelativos hermosos para bautizarlas. Sandina, Galaxia, Lira, Betuca... Carmen también recita de memoria los nombres, "pero sólo los de las lecheras", que a las de carne tiene que mirarles el número del crotal para reconocerlas. Estas últimas, de raza blonda Aquitania, ya son 70, y en un año serán mayoría. "Nos estamos pasando a la carne", comenta con cierta pena Carmen. "La leche, ahora, es una ruina". Pero Galletera, promete el ama, "nació aquí y morirá aquí".
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