"El humor tiene que suceder, no puede ser convocado"
La clave del humor, del de verdad, de las risas que uno recuerda toda la vida, debe de ser una combinación de juventud y espontaneidad. "Si tratas de ser gracioso, es una porquería". Alejandro Dolina puede presumir de conseguir esa fórmula desde hace 20 años a través de la radio. Dolina, escritor, dramaturgo, músico, presentado como el comunicador más importante de Argentina, hace de lunes a viernes una radio que en España no se ve. Dos horas a partir de las doce de la noche en las que nadie sabe lo que va a pasar. "Tiene ese algo que sucede en los grupos de amigos inteligentes. Decía Bioy Casares que nunca se había reído tanto como en grupos de amigos inteligentes. Eso es algo que el humorismo profesional no tiene. El humorismo profesional es eficaz, y por eficaz, nunca puede llegar a ser tan bueno". ¿Ésa es la explicación de su éxito? "No lo sé. Es la que me gustaría que fuera".
El comunicador argentino hace su programa en un teatro con público
En una conversación con Alejandro Dolina (Baigorrita, 1945) se empieza hablando de radio. De esa "conversación de amigos inteligentes" que le ha dado el éxito con el programa La venganza será terrible. Pero los temas evolucionan, y uno se va con un puñado de máximas, como que "ser uno mismo es un rasgo de mezquindad" o que "el poeta no existe, sólo existen las musas".
"Las musas", sin más, era el tema de su conferencia del martes en el Círculo de Bellas Artes. "Los estudiantes quieren saber si existe o no una voz que le sopla al poeta. Se cree que no, pero yo sostengo que sí. Tal vez no existe el poeta, sólo existen las musas, voces que soplan al oído". Un tema, una mesa y un micrófono es todo lo que necesita. El colmo del charlatán argentino, con un resultado genial. "El humor, rodeado de formalismo, pierde. El humor tiene que suceder, no puede ser convocado. Tiene que surgir de la charla".
Un dato importante para comprender a Dolina. Su programa se hace en un teatro, con público. Tiene fama de genio de la improvisación, capaz de aprovechar cualquier detalle en el público para cambiar el tono del discurso: "El tipo que improvisa, en realidad está resolviendo problemas. Plantear una situación riesgo y resolverla, eso gusta. Esa dificultad la gente la percibe, y nos halaga si la resolvemos".
Le gusta el fútbol al revés que a la mayoría. "Me gusta jugarlo, menos verlo y, menos aún, conversarlo". Habría que verlo cara a cara con Jorge Valdano.
Dolina, que ha venido invitado por la Universidad de Castilla-La Mancha, volverá a Madrid si cuaja la producción española de una opereta convertida en musical llamada Lo que me costó el amor de Laura. Cuenta la historia de "un hombre que busca una llave milagrosa que abra todos los corazones".
Si se le pide un momento inolvidable, recuerda una entrevista casual con Joan Manuel Serrat. "Simplemente vino a vernos, se sentó allí entre el público sin avisar a nadie y comenzamos a dialogar". O el día que se fue la luz en el teatro a falta de 45 minutos de programa. "Salimos a explicar al público que no podíamos continuar, y tardamos 45 minutos en explicarlo".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.