Malos tiempos para el sector financiero

El sector financiero continúa pagando las consecuencias de una situación de la que fue el desencadenante, lo que le convierte en verdugo y víctima de sí mismo a los ojos de los inversores.

Las caídas de las cotizaciones de los valores financieros continuaron ayer a buen ritmo, aunque en algunos casos se produjeron pequeños rebotes que suavizaron la imagen de crisis severa que atraviesa el sector. Los grandes bancos suizos y alemanes figuraban ayer otra vez en primer lugar en cuanto a las caídas, con lo que alguna entidad local conseguía no ser el único objeto de atención para la inversión.

El Ibex 35 terminó esta sesión con una bajada del 2,72% que le situaba en 7.988,40 puntos, tan sólo 83 puntos por encima del mínimo de cierre y a 250 del mínimo intradía.

Las acciones del Banco Santander volvieron a acaparar la atención local, sobre todo cuando cayeron hasta 4,90 euros, nivel demasiado cercano a los 4,50 euros del precio de referencia de la ampliación y que provocó algunas compras que permitieron un cierre más razonable, dentro de la gravedad de la situación. El precio de cierre fue de 5,11 euros por título, un 5,55% por debajo del día anterior, mientras que las acciones del BBVA bajaban el 3,49% y las del Banco Popular, el 3,27%. Tras estos nuevos recortes, el Banco Santander pierde el 60,72% en el año, el BBVA se deja el 55,08% y el Popular el 49,95%.

El resto del mercado trató de adaptarse a los malos tiempos lo mejor que pudo, algo complicado ante el lento goteo de malas noticias que va ofreciendo la coyuntura económica. Los datos llegaban ayer desde Estados Unidos, en donde el índice de actividad empresarial publicado por la Fed de Filadelfia bajaba a -39,3 puntos desde los -37,5 del mes anterior, al tiempo que el dato de peticiones semanales de subsidio de desempleo subía a su mayor nivel en 16 años, con 542.000 solicitudes, 27.000 más que en la semana anterior.

La única buena noticia llegaba desde el mercado del petróleo, con el barril de brent por debajo de los 50 dólares, lo que hará bajar la inflación y favorecerá la posibilidad de nuevas rebajas de los tipos de interés en un futuro cercano.