Chéreau pone en escena a la Marguerite Duras de la guerra

Después de grandes producciones, óperas y montajes coreográficos, y en medio del rodaje de su último filme, Persécution, el actor y director francés Patrice Chéreau regresa al teatro en "estado puro" con uno de los textos más perturbadores de la literatura de posguerra. Se trata de La douleur, un pequeño volumen en forma de diario donde la escritora Marguerite Duras volcó su angustia mientras esperaba el regreso de su marido, Robert Antelme, deportado en un campo de concentración nazi en 1945.

El sufrimiento, pero también la lucidez y la lucha que reflejan los textos, fascinaron a Chéreau y a su actriz fetiche, Dominique Blanc, hasta decidir llevar la obra a escena en colaboración con el coreógrafo Thierry Thieû Niang. El resultado es un monólogo de hora y media de duración protagonizado por Blanc cuyo estreno mundial será mañana viernes en el teatro de Salt, dentro del festival Temporada Alta.

"Su capacidad de resistencia se impone a la pena y el dolor", dice de Duras la actriz

La obra supone el reencuentro de Chéreau con su actriz favorita, pero sobre todo el regreso a las fuentes del teatro, al texto íntegro y al escenario austero. "Tenía ganas de volver a trabajar con Dominique, de recordar la resistencia y la liberación, de enfrentarme con este texto terrible", resume el director. "Además es genial poder pasar de grandes montajes a una pieza minimalista. Mi ambición es inversamente proporcional a la dimensión de la pieza, y así, es más difícil este monólogo que Tristán e Isolda", añadió ayer durante la presentación de la obra en Girona.

La idea de llevar La douleur al teatro surgió mientras Chéreau y Blanc hacían lecturas del texto original por "puro placer". "No es una obra planeada ni programada. Llevamos trabajando en ella desde junio y estos últimos días la estamos acabando de imaginar", explicó el director, de muy buen humor y con ganas de meter baza en las respuestas de sus compañeros.

Thieû Niang, el codirector, explicó que han buscado "la esencia y la simplicidad" en la puesta en escena, compensada, eso sí, con la potencia del texto y la presencia "apabullante" de la actriz. "No es un texto creado para el teatro. El reto es hacer sentir la voz de Duras sobre el escenario, a través del gesto, de la respiración, del cuerpo". Chéreau se mostró especialmente satisfecho con el trabajo de Niang y destacó que es la "primera vez" que firma un espectáculo a medias con alguien. "Nos hemos repartido la tarea: unas veces he trabajado yo y otras Thierry. La que no ha fallado nunca es Dominique", comentó entre risas.

La actriz, silenciosa y totalmente concentrada en un papel que le exige grandes dosis de energía, da vida sobre el escenario a Marguerite Duras, por quien -confesó ayer- no sentía una gran simpatía. "Tenía una imagen de ella como mujer mediática que me llegó a crispar porque parecía tener opiniones para todo. Pero desconocía cómo había vivido el tiempo de la guerra, su fortaleza", comentó.

La lectura de La douleur le hizo cambiar de opinión: "He descubierto en ella a una formidable resistente. Su capacidad de resistencia se impone por encima de la pena, la soledad y el dolor".

El buen humor de Chéreau se empañó al final de la rueda de prensa. Sobre su tendencia al drama y las historias fuertes, dijo: "En cualquier caso, prefiero las cosas fuertes a las débiles".