Madrid / Barcelona

¿Qué pintaba una Doña Francisquita en versión de concierto en el Palau interpretada por la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Cor de Cambra del Palau? La explicación, aunque enrevesada, tiene su lógica. Por un lado, Amadeu Vives fundó junto con Millet el Orfeó Català. Posteriormente, el Orfeó levantó el Palau. Vives, después, se fue a Madrid y así ocurrió que el músico nacido al pie de Montserrat, el hombre que en 1890, sobre texto de Verdaguer, compuso L'emigrant ("Dolça Catalunya, pàtria del meu cor..."), uno de los identificadores musicales de Cataluña, fue también el autor, en 1923, de la obra que se convirtió en uno de los mejores identificadores musicales de Madrid, Doña Francisquita, zarzuela mayor donde las haya.

Se cumple este año el centenario del Palau y se consideró oportuno que la hija madrileña de Vives visitara la pàtria del meu cor de su padre y lo hiciera acompañada por la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Hete aquí la explicación.

La interpretación rayó globalmente a un nivel medio muy alto y cosechó un importantísimo éxito. Doña Francisquita necesita a los músicos en el foso y a los cantantes en el escenario para quedar equilibrada de sonido, pero en el Palau no hay foso y, con todos apretujados en el escenario, la orquesta ahogó en no pocas ocasiones a las voces a pesar del empeño de José Ramón Encinar en moderar un sonido orquestal que resultó correcto, sin demasiada sofisticación ni sutileza en los acabados, pero con gracia y nervio. El Cor de Cambra del Palau quedó saleroso, como es debido en esta obra, pero sin perder la compostura ni el buen hacer.

Entre los solistas destacó Josep Bros, que compuso un Fernando impecable con unos agudos perfectamente colocados y timbrados y perfecto de estilo. También sobresalió, en el papel de doña Francisquita, la joven soprano cordobesa Auxiliadora Toledano, poseedora de una muy bella voz de moderado poder y que le dio a su personaje toda la picardía que necesita. Raquel Pierotti pasó algún apuro con el personaje de Aurora la Beltrana.

A la salida se repartió gratuitamente entre el público una lujosa Guía turística de la Comunidad de Madrid. Todo un detalle.