El príncipe de Bahrein lleva a los tribunales a Michael Jackson

Michael Jackson encarna a una de las grandes figuras de la música del siglo XX, pero su singladura de los últimos años ha estado marcada por sus publicitadas excentricidades, los problemas con la justicia y el maltrecho estado de sus finanzas. Una semana después de verse obligado a vender el rancho Neverland, el astro del pop afronta la demanda presentada ante la justicia británica por un hijo del rey de Bahrein, quien le acusa de incumplimiento de contrato.

El príncipe Abdullah bin Hamad al Khalifa alega que le pagó 5,4 millones de euros, además de construirle un estudio de grabación, como adelanto para que produjera dos nuevos álbumes bajo su sello. Y que cerró aquel acuerdo en 2006 regalándole un flamante Rolls Royce valorado en 81.000 euros.

Jackson nunca entregó el material, por lo que su antiguo jefe le exige una compensación de seis millones de euros, tal como expusieron sus abogados de la firma Bell Pottinger durante la vista preliminar que se celebró ayer en un tribunal de Londres.

Los dos hombres se hicieron amigos cuando el artista decidió instalarse en el emirato del golfo Pérsico, en 2005, después de ser exonerado por la justicia estadounidense de la acusación de abusar de un niño de 13 años. El arranque de aquel caso, dos años antes, coincidió con la difusión de sus crecientes problemas económicos, que parecen no cesar.

Recién cumplidos los 50 años, Michael Jackson anunciaba el pasado mes de agosto su intención de regresar a la escena musical, tras un largo paréntesis, con la salida de un nuevo disco, aunque nunca llegó a precisar una fecha. El público sigue esperando, al igual que el príncipe de Bahrein, que ahora busca rendir cuentas en el juzgado.

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