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Reportaje:

Ni rápido ni barato

El Consorcio paga tres veces más por el tranvía que por el metro

Los repartidores acaban de aparcar sus furgonetas en la zona de carga y descarga. Son las ocho y media de la mañana. La ciudad empieza a rodar en la estación de Príncipe Pío. Un experimento para comparar tiempos en tres medios de transporte pone a tres personas rumbo al campus de la Complutense de Somosaguas. Quien va en coche sale por el paseo de la Florida. Al que le ha tocado el Cercanías debe esperar a un segundo tren para poder entrar. El tercero tampoco tiene mucha suerte: en el vagón del metro de la línea 10 no hay asientos libres. Mucha gente se ha quedado de pie.

A los 16 minutos el coche entra por Somosaguas y aparca delante de la Facultad de Ciencias Económicas. Sin tráfico y sin retenciones. El tren de Cercanías ya ha dejado atrás Aravaca. En la misma estación hay una parada de tranvía. Se abren las puertas a un vagón casi vacío, que en dos minutos echa a andar. En total, 17 minutos hasta el campus.

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Casi el doble cuesta llegar con la combinación metro y tranvía. De Príncipe Pío al campus de Somosaguas en media hora. El vagón chirría al entrar en un túnel, igual que el día de la inauguración, cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, aseguró: "Esto necesita tres en uno".

La tercera combinación, donde la mayor parte del trayecto es en tranvía, es la más lenta. Y a pesar de eso el metro ligero es el medio que más caro sale al Gobierno regional. El Consorcio de Transportes prevé que los metros ligeros (Sanchinarro-las Tablas; Colonia Jardín-Pozuelo y Colonia Jardín-Boadilla) cuesten 54,8 millones de euros en 2009, según el presupuesto para ese año. Las cuentas concretan que a través del cobro de billetes se recaudarán 4,7 millones. El resto se completa con subvenciones al viajero (el 87,3% del coste). Puesto que el metro ligero tiene ocho millones de viajeros, estas cifras muestran que la subvención por viaje es de 6,25 euros. El billete de metro convencional se subvenciona con 1,63 euros, casi tres veces menos.

Segundo experimento. Desde Plaza de Castilla al centro comercial de Sanchinarro, en Las Tablas. A pesar del tráfico y el humo, de nuevo el coche, con 19 minutos, llega el primero. La combinación autobús más seis minutos a pie no es mala: 23 minutos.

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Otra vez el metro y el tranvía son la opción más tardona, en un viaje que se distingue por los torniquetes. Lo mejor es llevar el billete en la mano todo el trayecto, porque hay que pasarlo hasta cuatro veces. El vagón de metro está casi vacío y se queda parado en el túnel anterior a la parada de Tres Olivos cinco minutos. A los 43 se llega a Sanchinarro.

El último viaje va desde Avenida de América a la estación de Coslada Centro. Por primera vez el metro no es el peor parado: 22 minutos. El coche, como en el resto de ocasiones, llega el primero a los 20 minutos. La combinación de autobuses, 282 hasta San Fernando de Henares y 287 hasta Coslada, es un despropósito: la llegada al destino se produce una hora y 22 minutos después de haber salido.

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