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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Al terrorista le tiemblan las piernas

El etarra Iñaki de Juana ha demostrado una vez más que uno es el peor enemigo de sí mismo. Su espantada a declarar en la Audiencia Nacional en un más que endeble proceso por el homenaje que le tributaron sus seguidores el pasado 2 de agosto en San Sebastián, tras su excarcelación por haber cumplido condena, ha supuesto que el juez Eloy Velasco haya ordenado su captura internacional y su ingreso en prisión provisional. Le acusa de actos de cooperación en un supuesto delito de "justificación pública de actos terroristas propios y ajenos que a su vez humillan e intensifican el dolor de las víctimas". Es decir, de haber escrito una carta en la que animaba a sus partidarios a seguir en la lucha con la frase "Aurrera bolie" (Adelante con la pelota), de significado ambiguo, pero atribuida al ex jefe de ETA ya fallecido Txomin Iturbe.

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Y es cierto que Iturbe, que fue portero de fútbol del Mondragón antes de pasar a la lucha armada, arengaba a sus compañeros con esa frase para que atacasen la portería rival, lo mismo que Javier Clemente popularizó el "patadón p'alante". Fue mucho más tarde cuando la expresión pasó al campo de la política, sin que suponga un inequívoco grito de apoyo a la lucha armada. Habrá quien lo utilice con esa intencionalidad, pero es más un "adelante en la lucha" y no es un grito habitual de la izquierda abertzale.

El caso es que De Juana ha cometido un notable error de estrategia porque podría haber desmontado el caso sólo con decir que él no había escrito ninguna carta -como han dicho sus abogados en Belfast (Irlanda del Norte)- o con pedir que se la mostrasen para reconocer su firma, ya que el documento no está aportado en el sumario y sólo sabemos de su existencia porque el diario Gara publicó su contenido.

No es que ahora De Juana vaya a ser condenado por el simple hecho de no haber comparecido, pero de lo que no se va a librar es de ser perseguido de nuevo y de los engorrosos trámites de una entrega si comparece hoy a la citación realizada por un tribunal de Belfast o de la prisión preventiva si no comparece y es capturado. Luego, en España, tendría que ser puesto en libertad porque el delito del que le acusan tiene señalada una pena de entre uno y dos años de cárcel, lo que no aconsejaría la prisión preventiva, salvo que el juez decidiera que la medida es imprescindible para que el etarra comparezca en el juicio.

La razón de este patinazo táctico sólo De Juana podrá explicarla, aunque puede intuirse. Algún periódico ha afirmado que ha sido la dirección de ETA la que le ha ordenado que no acuda a la citación o que se atenga a las consecuencias. Puede ser, aunque las noticias procedentes de ese mundo siempre son vidriosas y poco fiables. Además, De Juana siempre ha ido a su bola, como cuando reclamó redenciones de pena aunque la dirección de la banda no lo permitía -eso es lo que explica que varios de sus compañeros del comando Madrid que él dirigía, como Inmaculada Noble o Inés del Río, con menores condenas y responsabilidad que él, sigan todavía en prisión-. O como la huelga de hambre que inició para resolver su situación personal poniendo en peligro los contactos entre ETA y el Gobierno, aunque luego la situación fuera instrumentalizada por la banda.

Más parece que nuevamente De Juana busca lo que más le conviene a él. Y ha tenido miedo. Miedo a volver a prisión cuando apenas lleva tres meses disfrutando de la libertad con su joven esposa. Sabe que los cargos contra él no son sólidos, pero seguro que piensa que tampoco lo eran cuando en 2005 estaba a punto de salir en libertad y fue condenado de nuevo a pasar otros tres años en la cárcel por delito de amenazas. Eran dos artículos de prensa irrelevantes que reflejaban más el cabreo que tenía por seguir en prisión que unas amenazas reales. Le llegaron a pedir inicialmente 96 años de cárcel y, finalmente, el Supremo, escribiendo derecho en renglones torcidos, le impuso tres, que venían a paliar los defectos de una legislación obsoleta que permitía que un terrorista con 25 muertos a sus espaldas pudiera salir de la cárcel con sólo 18 años de condena efectiva. Por eso, De Juana no se fía y tiene miedo de la justicia española.

El célebre boxeador guipuzcoano Paulino Uzcudun, que fue campeón de Europa y peleó por el título mundial de los pesos pesados en el primer tercio del siglo pasado, llegó a decir que ganaba los combates aplicando las tres bes: "Biolensia, Belosidad y Buebos". Parece que al sanguinario De Juana, al menos en este asunto, le ha faltado el último ingrediente.

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