Patxi López aboga por un amplio pacto sin exclusiones para afrontar la crisis

Patxi López ha armado un discurso que destierra el frentismo en la sociedad vasca. Lo ha estructurado, posiblemente, en función de la nefasta experiencia que supuso para el PSE-EE en 2001 el trasfondo que se desprendía del pacto Redondo Terreros-Mayor Oreja. Por ello, ayer, en el Fórum Europa, subrayó la apuesta del PSE por la centralidad, teniendo a Josu Jon Imaz a su lado en la mesa, y admitió el valor de la transversalidad como concepto político válido para el País Vasco.

Crítico con las tesis identitarias defendidas por Juan José Ibarretxe en sus apuestas por la consulta y el pacto soberanista con el Estado, el líder de los socialistas vascos abogó por la integración de todas las fuerzas democráticas en el desarrollo del autogobierno, al abrigo del Estatuto de Gernika como punto de partida. Este contexto político le valió para ofrecer "un gran pacto económico, social y político al que sumar al conjunto de los partidos democráticos, a las instituciones y a los agentes económicos y sociales del país" de cara a afrontar la actual situación de crisis.

"La sociedad vasca apostará por el cambio para acabar con el frentismo"

López estructuró su mensaje sobre la unidad de acción, huyendo de los frentismos para así desmarcarse "de la política que ha seguido hasta ahora Ibarretxe", con quien, admitió, va a pelear directamente y en exclusiva en las próximas elecciones autonómicas de marzo.

Antes ellas, el secretario general del PSE-EE, quien no dudó en aludir al efecto Obama en el inicio de su intervención, asumió que hay "una corriente de fondo en Euskadi, que no es algo coyuntural, que quiere un cambio en este país y que apuesta por otra forma de hacer política y de gobernar". Apoyándose en los últimos datos de prospección sociológica que alimentan las expectivas electorales de su partido, López dejó bien claro: "Nunca seré vicelehendari'con Ibarretxe". Si el PSE-EE no forma gobierno, "estará en otro sitio".

En su análisis electoral, consideró que el PNV y EA han calculado que obtendrán más votos del "abertzalismo radical yendo por separado y sumar después", al admitir que ambos partidos unirán sus escaños después de los comicios. Y con visión de futuro no cerró las puertas a nadie en el supuesto de que necesite apoyos para convertirse en lehendakari. Así, por ejemplo, se felicitó por la moderación que Antonio Basagoiti ha aplicado al PP vasco, pero eludió guiño alguno.

Para López, dentro de cuatro meses "la sociedad vasca va a dar un enorme sí al cambio para desterrar la división, el enfrentamiento y la bronca permanente; un enorme sí a un autogobierno lo más amplio posiblem debtro de España y de Europa, pero sin aventuras".

En cuestiones más concretas, el candidato socialista a lehendakari abogó por la "cooperación" en el desarrollo de la transferencia de I+D, así como por la exigencia del resto de competencias pendientes "una vez puestos de acuerdo aquí". De hecho, se comprometió a llamar a todas las fuerzas políticas para abordar una reforma estatutaria que culminaría en un referéndum, entendiendo siempre el Estatuto como "marco de autogobierno y de triple pacto entre vascos, territorios e instituciones, y de éstos con el Estado".

A pesar de que Xabier de Irala, presidente de la BBK, compartía mesa como patrocinador del acto, López reiteró que el PSE se opone a la fusión a dos de las cajas "porque en lugar de responder a las necesidades reales del país excluye a un territorio, absorbe a la caja de otro territorio y obedece a la voluntad política de un partido".

Finalmente, preguntado por el juicio que el próximo 8 de enero se iniciará contra él, Ibarretxe y dirigentes de Batasuna por sus reuniones con la izquierda abertzale ilegalizada, López remarcó que su defensa no presentará testigo alguno porque tiene "la absoluta convicción" de que no los necesitan, pues no "hay nada punible".