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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Bernard W. Rogers, general estadounidense

Fue jefe militar de la OTAN durante dos mandatos

Bernard William Rogers, uno de los grandes generales de Estados Unidos; único jefe militar supremo de la OTAN durante dos mandatos, el de más largo servicio en la historia de la Alianza en ese puesto; reformador de estructuras y hábitos castrenses; modernizador de la estrategia con la potenciación de "ataque rápido" que se ha convertido en estándar del pensamiento militar; brillante soldado con gran calado intelectual y duro crítico de la retirada de los misiles de alcance intermedio en Europa en la década de los ochenta -quizá su mayor error de apreciación histó-rica- acaba de morir a los 87 años de un ataque al corazón no lejos de su residencia en Virginia.

Rogers llegó al cuartel de Mons (Bélgica), como supremo jefe aliado de la OTAN, en 1979, en lo que iba a la culminación de una larga carrera que le vio en acción en las guerras de Corea y Vietnam. Estudió economía y filosofía en Oxford y transitó por innumerables puestos de responsabilidad en Estados Unidos, el inmediatamente anterior a su llegada a Europa por los despachos del Pentágono de los que acabó hastiado. Se ha recordado estos días cómo el general Rogers, al recibir su nombramiento transatlántico, comentó: "¿Han oído eso que dice una canción country: 'La felicidad es ver a Lubock, Tejas, en el retrovisor'? Bueno, pues para mí la felicidad es ver al Pentágono en el retrovisor".

Un hombre de su calado y calidad pronto empezó a dejar huella en Europa. Aquel mismo año, en una conferencia de la OTAN, soltó una perla que podría suscribir cualquier pacifista: "Uno no puede dejar de quedarse impresionado -quizá sería mejor decir deprimido- por la locura, la inutilidad y el derroche de la guerra como medio para resolver los problemas del hombre".

Quizá el filósofo de Oxford se impuso en aquella ocasión, pero por mucho que Rogers atesorara talentos de pensamiento ello no era óbice para contradicciones emanadas de forma natural de su condición de uniformado.

Si Rogers se estrenó en la OTAN con una frase de impacto, se despidió con otra salida sonada. El general calificó de "tontería" el acuerdo entre la Administración de Ronald Reagan y la Unión Soviética de Mijaíl Gorbachov para retirar los misiles de alcance intermedio de Europa. A su juicio, la superioridad en hombres y armas convencionales del Pacto de Varsovia dejaba a los aliados a merced del enemigo sin la disuasión nuclear de teatro. El entonces secretario de Estado norteamericano, George Shultz, le reprochó un comentario que estaba "muy fuera de lugar". Al poco, el general Rogers pasó al retiro.

Bernard William Rogers, en su retrato oficial.
Bernard William Rogers, en su retrato oficial.

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