Más que un grupo gasista, herramienta de poder
Gazprom, que en 1989 dejó de ser un ministerio para convertirse progresivamente en una gran herramienta de poder del Estado ruso, tiene como lema "Los sueños se hacen realidad". Un bonito lema, aunque no tenga mucho ver con la verdad. Lo que sí es cierto es que el gigante estatal Gazprom, controlado en más de un 50% por el Estado ruso, ha convertido en realidad los sueños de algunos relevantes políticos de Rusia. Por ejemplo el de Dimitri Medvedev, hombre de confianza del ex presidente Vladimir Putin, ex presidente de Gazprom y actual presidente de Rusia. De Gazprom, al Kremlin.
El conglomerado empresarial gasista, con intereses en banca, seguros, medios de comunicación y construcción, entre otros sectores, emplea a casi medio millón de personas. Y asusta a muchos. Porque la energía se ha convertido en una herramienta de poder y el Gobierno ruso demostró, con ocasión de las disputas con antiguos países satélites de la extinta Unión Soviética, como Ucrania o Bielorrusia, que es capaz de cortar el gas a media Europa en caso necesario.
El periodista y escritor Edward Lucas, autor del libro La nueva Guerra Fría, asegura, respecto a Gazprom que "no es una empresa normal, es el arma económica de un poderoso Estado".
Polémica
En este contexto, la hipotética entrada de Gazprom en España, con la compra del 20% de Repsol, no estaría exenta de polémica. Porque no se trata de una simple operación entre empresas. Por medio, hay cuestiones estratégicas. Y muchos recelos.
Desde el estricto punto de vista accionarial, a Repsol la entrada de Gazprom podría venirle hasta bien. Porque aportaría estabilidad y sustituiría a un socio acosado por la deuda. Pero detrás de Gazprom está sin asomo de duda el Estado ruso, el mismo que ha aceptado realizar maniobras navales conjuntas con Venezuela y el mismo que amenaza con desplegar medidas defensivas en su enclave de Kaliningrado, en el norte de Europa, para hacer frente al escudo antimisiles de EE UU.
Para el Gobierno español, la situación no es fácil. Repsol YPF, es una empresa estratégica, pero privada. Y su primer accionista es libre de vender a quien desee. Rusia lo desea.
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