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Ségolène Royal da un golpe de mano para controlar el socialismo francés

La ex candidata presidencial aspira a convertirse en la nueva líder del partido

Ségolène Royal ha decidido coger el rábano por las hojas y presentar su candidatura al puesto de primer secretario del Partido Socilista francés (PS). Un año y medio después de perder las elecciones a la presidencia de la República frente a Nicolas Sarkozy, y tras haberse impuesto a sus adversarios, la semana pasada, en la votación de las mociones para el congreso del partido que tendrá lugar este fin de semana en Reims (este), Royal ha optado por pasar a la ofensiva.

Después de descartar la presentación de un candidato sin ambiciones presidenciales y poniéndose efectivamente al frente del partido, Royal trata de impedir que los otros dos aspirantes, el alcalde de París, Bertrand Delanoë, y la alcaldesa de Lille, Martine Aubry, articulen una candidatura común contra ella.

Royal considera necesario dotar al Estado de un carácter "previsor"
"Los militantes están cansados; quieren hacer oposición", según su programa

Amparada por buena parte de los elementos más jóvenes y ambiciosos de la dirección socialista -como los diputados Vincent Peillon y Manuel Valls-, Royal lanza un órdago al viejo aparato del partido, representado por el que fuera su compañero sentimental y padre de sus cuatro hijos, el primer secretario saliente, François Hollande.

Contra todo pronóstico, su programa político se impuso el pasado 6 de noviembre al de sus adversarios. La moción de Royal obtuvo cerca del 30% de los votos de los militantes, frente al 24,9% de Delanoë, el 24,4% de Aubry y el 19% de Benoît Hamon, representante del ala izquierda del partido.

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Desde entonces, y pese a las maniobras de todo tipo destinadas a cerrarle el paso, la evidencia de que ella sigue contando con el apoyo de las bases socialistas se ha ido imponiendo. Ayer, tras reunirse en el Senado con sus asesores más próximos, Royal decidió sacar su candidatura a la secretaría del PS de "la nevera", donde la había puesto hace dos meses en una maniobra destinada a tranquilizar a un sector de la militancia reacio a darle todas las llaves de la casa.

El equipo de Royal ha redactado "un documento de trabajo" en el que establece los principios fundamentales de su acción política, y en el que matiza hasta aguar completamente su política de alianzas con el centrista François Bayrou, uno de los principales obstáculos que le impedían recabar apoyos para poder liderar el partido tras el congreso de este fin de semana.

Cede en lo accesorio, pero mantiene la condición de que cualquier acuerdo debe realizarse en torno a ella, en su condición de cabeza de la lista más votada. Royal se entrevistó el lunes con Delanoë y habló por teléfono con Aubry. El primero se limitó a emitir un comunicado en el que exige, "para llegar a un acuerdo, una línea política clara y duradera". Todas las encuestas sitúan ahora a Royal como la favorita de los votantes de izquierdas, con índices superiores al 50%.

"Los militantes están cansados", dijo ayer por la mañana, "quieren que los socialistas se pongan en marcha para llevar a cabo su misión: oponerse y proponer". Respecto a su candidatura, Royal mantuvo silencio, pese a que su entorno confirmó explícitamente que optaba a la dirección del partido. Hoy comparecerá ante los medios de comunicación para presentar su documento de trabajo y explicar su estrategia ante el congreso.

El documento, sin embargo, fue hecho público ayer. Royal establece como prioridad responder a la urgencia de la crisis financiera y social. Las finanzas, señala, "deben estar al servicio de la economía productiva y no de sí mismas, y la economía productiva al servicio del desarrollo humano". Esto supone implantar un nuevo orden económico y social justo, "contra la precariedad y por la sociedad del trabajo bien remunerado, que tienda a un reequilibrio de la relación entre el capital y el trabajo".

Para Royal es necesario dotar al Estado de un carácter "previsor", de modo que cambie las relaciones de fuerza. Su programa contempla "un nuevo modelo de crecimiento que asocie el dinamismo económico, la política industrial, el progreso social y la ecología".

En este sentido, Royal propugna escoger en todos los casos la solución más ecológica de la excelencia medioambiental y favorecer un modelo de crecimiento que tenga en cuenta la escasez de los recursos para organizar el futuro sin petróleo. La que fuera candidata al Elíseo recupera también uno de los elementos clave de su campaña: la democracia participativa.

Ségolène Royal atiende a los periodistas tras reunirse el lunes con sus delegados en el Senado.
Ségolène Royal atiende a los periodistas tras reunirse el lunes con sus delegados en el Senado.AFP

Una nueva generación pide paso en el poder

Ségolène Royal ha conseguido el apoyo de los elementos más brillantes y ambiciosos de la generación de los "cuarentones" socialistas, entre los que figuran los diputados Vincent Peillon, Manuel Valls y Gaëtan Gorce. Hasta ayer, el primero se perfilaba como el favorito del clan Royal para ocupar la secretaría general, junto al actual número dos, el alcalde de Dijon, François Rebsamen.

Pero la correlación de fuerzas ha precipitado que sea ella quien dé la cara. Valls, uno de los hombres más próximos a la candidata en este momento, considera que el PS y la izquierda, en general, están en una encrucijada.

"Sólo Royal tiene la capacidad en este momento para encabezar un proceso de renovación con la joven generación que le apoya. Presentar otra candidatura, como podía haber sido la de Peillon, hubiera enviado el mensaje de que ella no asumía su responsabilidad, que no hacía suyo el voto de los militantes, y abría la puerta a una candidatura antiségolène, con Martine Aubry o Bertrand Delanoë en cabeza. Ahora son los otros quienes deberán justificar por qué se unen en contra de quien ha salido en cabeza de las votaciones de los militantes".

Valls, Peillon y Gorce forman parte de la generación que creció bajo la sombra del Gobierno de Lionel Jospin (1997-2002) y que ha visto cómo la vieja guardia les cerraba una y otra vez la puerta sin dejarles modernizar el partido. Todos tienen una larga experiencia a nivel municipal en ciudades difíciles, como es el caso de Valls en Evry.

Malek Boutih, de 44 años, uno de los pocos representantes de las minorías en el aparato del partido, en su condición de secretario nacional, señala "la prodigiosa capacidad de cada nueva generación de reproducir los peores defectos de la precedente" y hace un llamamiento a abrir de par en par las puertas del partido a gente de todas las procedencias, incluidos los treintañeros, que "están absolutamente ausentes".

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