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Barcelona expropia el patio de la Misericòrdia

Àngels Piñol

El patio de los naranjos de la Casa de la Misericòrdia, en el Raval, será público. El Ayuntamiento de Barcelona y la institución religiosa que regenta la casa han acordado una expropiación por la que el Consistorio pagará nueve millones de euros para hacerse con la propiedad del jardín, que es utilizado como patio por los 400 alumnos de la Escuela Labouré, la mayoría inmigrantes.

El pacto, que supondrá la demolición de la iglesia desacralizada que mira al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), está lleno de matices: el Consistorio lo cederá a la institución, pero su uso estará vinculado a los horarios del colegio y del internado. La operación, destinada a paliar la falta de zona verdes en el distrito, se cerrará a final de año.

Las dos partes han apostado por la fórmula de la expropiación para que los trámites, ejecutados por Fomento de Ciutat Vella, sean más rápidos. El pacto, que se negocia desde hace un año, está pendiente de la aprobación de la junta de la Casa de la Misericòrdia. La institución se sacará dos problemas de encima: desde 1976, el Plan General Metropolitano estipulaba que tanto el patio de los naranjos como el de San Rafel, la pista deportiva de la escuela, son zonas verdes y, por tanto, susceptibles de ser expropiadas. La Generalitat ordenó a los colegios concertados homologar sus instalaciones y la expropiación podría comportar la desaparición de la Escuela Labouré. Por ello, el Consistorio realizará un cambio urbanístico en la pista de Sant Rafael -pasará a ser equipamiento- para consolidar el colegio. A cambio, expropiará el patio de los naranjos y el pasaje de Elisabets.

Uso gradual

La Casa de la Misericòrdia invertirá los nueve millones de euros en proyectos sociales de Ciutat Vella y cederá la pista a otras escuelas que carecen de instalaciones deportivas. Pero el caso del patio de los naranjos se prevé más delicado. La regidora Itiziar González quiere que el uso público del jardín se haga de forma gradual y a medida que mejore el entorno. "Pero una cosa es que sea municipal y otra de uso público. Si nos piden una actividad controlada, la daremos. Queremos garantías, pero esperamos que sea compatible", dijo Abel del Ruste, presidente de la fundación, que lamentó la demolición de la iglesia, cuyo solar ocupará un edificio del Instituto Barcelona de Estudios Internacionales. González recordó que la institución ya ha cedido a veces el patio al Consistorio. "Han sido siempre generosos y tenemos voluntad de colaboración", dijo.

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