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El partido de Ziarreta culmina el distanciamiento de su socio

Tres eran las condiciones de EA para haber abierto la puerta de nuevo a la coalición, tras presentarse ya en solitario a las municipales y forales del año pasado: que Ibarretxe fuera el candidato, que hubiera una clara apuesta soberanista por escrito en el programa electoral y que se le mantuviera su actual representación en el Parlamento, siete escaños, y en un eventual nuevo gobierno (tres consejeros). La primera se cumplió, las otras dos, al parecer, no.

El discurso de EA en las últimas semanas apuntaba ya a la conclusión anunciada ayer. El partido de Ziarreta ha ido acentuando la crítica a sus socios en el Gobierno tripartito de Ibarretxe, con acusaciones de abandono de la línea política seguida en los últimos diez años, con el pacto de Lizarra primero, el plan Ibarretxe después y la consulta en este último mandato. El domingo, el secretario de Política Institucional, Rafael Larreina, advirtió que su partido estará "enfrente" de la nueva propuesta de "concierto político" que el PNV trata de articular como alternativa doctrinal a la última etapa, centrada en el derecho a decidir articulado por el lehendakari. Su desarrollo está por hacer, y tomará un cariz u otro dependiendo de que Ibarretxe revalide su mandato o el PNV deba gestionarla desde la oposición, pero la desconfianza de EA es total.

Apuesta arriesgada

Considera que descafeína y desnaturaliza la apuesta soberanista y por ello se apresta combatirla. En el trasfondo de la decisión está la inseguridad sobre la capacidad de movilización de la alianza entre ambos partidos en estas elecciones y la comprobación de que, en realidad, sólo resultó de utilidad clara en 2001. Cuatro años después, en 2005 la coalición perdió 140.000 votos. También ha jugado su papel el deseo de colocarse en posición de libertad total respecto del PNV para el caso de que el Gobierno cambie de manos.

La arriesgada decisión de EA se basa en sus expectativas de obtener, en solitario, según una extrapolación realizada con los resultados obtenidos en las elecciones forales de 2007, cinco parlamentarios: tres por Guipúzcoa, uno por Vizcaya y otro por Álava. Su objetivo es el voto netamente independentista y el desencantado de la izquierda abertzale, que podría inclinarse más fácilmente por EA sola, dado su visceral rechazo al PNV. El riesgo es que ese voto, si se decide a manifestarse, encuentre suficiente la candidatura de Ibarretxe y opte por ella, en un contexto de gran polarización entre el PNV y el PSE, para cerrar el paso a este último partido.

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