Regreso eufórico

Los Pegasus han regresado. Pero... ¿alguna vez se habían marchado? Probablemente sí, como mínimo no se les veía (juntos) por los escenarios desde hace más de una década. Sin hacer ruido, Pegasus había dejado de existir. Nadie lo hubiera dicho.

La sala 2 del Auditori barcelonés se abarrotó el jueves para recuperar el tiempo perdido y Pegasus no defraudó ni a los que iban en pos de sus propios recuerdos ni a los que pensaban musicalmente en presente. Tocando los mismos temas de antaño, con el mismo calor y entusiasmo de siempre, la veterana banda se mostró tremendamente actual, incluso juvenil. Derrocharon empuje, vitalidad y buenas vibraciones. Sólo faltaron más cosas nuevas; sobró algo de autocomplacencia al recuperar exactamente las mismas melodías, como si realmente todavía estuviéramos en 1982, a lo más en 1985.

La novedad fue el añadido a la banda: el percusionista Dan, hijo de Santi Arisa, con 26 años, nació cuando el grupo acababa de formarse y creció con esa música. Se notó no sólo en su implicación en cada tema, sino también en el entusiasmo con que secundaba la labor de los cuatro jefes. Magníficos fueron sus dúos con su padre, que levantaron al público.

Por el escenario del Auditori desfilaron El enanito trist, Ball de gegants, Transmediterrani Exprés, Camí de Rupit... El público se lo pasó en grande y Pegasus dejó claro que puede volver sin miedo a la carretera. La realidad lo constata: desde que dijeron que regresaban, han empezado a salir ofertas y acaban de emprender una gira de 14 conciertos.