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Reportaje:

La conjura por Barcelona (y II)

El acto con los 42 embajadores de la UpM fue decisivo para obtener la secretaría

Entre todos los actos que organizaron el Gobierno español, la Generalitat y el Ayuntamiento para promocionar la candidatura de Barcelona a la secretaría permanente de la Unión por el Mediterráneo (UpM), la recepción en el Palau de Pedralbes fue decisiva. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, el presidente de la Generalitat, José Montilla, y el alcalde, Jordi Hereu, actuaron de anfitriones de los 42 embajadores en España de los países euromediterráneos, el pasado 3 de octubre. El encuentro resultó decisivo pese a algún desliz: los embajadores no recurrieron a los intérpretes porque todos entienden el castellano, pero se encontraron con que Montilla intervino únicamente en catalán.

El canciller tunecino se ausentó de la cumbre por su enfado con Sarkozy
Turquía pide ahora una secretaría adjunta, tras las cinco concedidas

Todos los diplomáticos consultados por este periódico coinciden en señalar que ese día resultó determinante para las aspiraciones de Barcelona, porque los embajadores fueron conscientes de la importancia que las administraciones públicas daban al hecho de conseguir la sede de la secretaría. Y, sobre todo, la implicación institucional y de la sociedad civil en torno a la candidatura. Una visita artística seguida de cena en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) puso el broche final a la jornada. El embajador italiano le comentó a un político local sentado a su lado: "¿Qué más respaldo quiere la candidatura de Barcelona si Italia no ha presentado a sus propias ciudades de la ribera del Mediterráneo?". Se refería a Nápoles y Génova, cuyas alcaldesas, entonces, ya habían apoyado a la capital catalana. El episodio evidencia hasta qué punto era primordial una escrupulosa coordinación entre las distintas administraciones implicadas en el proceso.

Lo cierto es que Barcelona, además de tener mejores bazas que sus competidoras (con su nombre se bautizó el proceso euromediterráneo), las jugó más a fondo y las desbordó. La Valetta, que presentó formalmente su candidatura, tenía la doble baza de que Malta es un país recién adherido a la UE y es geográficamente central, pero exhibía carencias como las de las comunicaciones, déficit que subrayaron los conjurados españoles. "En avión, la capital euromediterránea más alejada, Tel Aviv, está sólo a cuatro horas. Barcelona está a hora y media de Argel y a dos de Bruselas. Y tenemos un aeropuerto con muy buenas conexiones y con gran potencial", apunta otro diplomático. La Valetta se retiró, en el último momento, en la cumbre ministerial del pasado lunes en Marsella, al obtener el premio de consolación de una secretaría adjunta.

El despliegue diplomático y mediático de Barcelona no tuvo rival. Malta ni siquiera confeccionó una página web. Y Túnez se limitó a fabricar una nota verbal a la Comisión Europea presentada por su embajada en Bruselas tres semanas antes de la cumbre de Marsella, quizá fiándolo todo al escudo de Nicolas Sarkozy. Pese a que el presidente francés había prometido a Túnez la sede de la secretaría permanente, al final sus intereses se marchitaron por el boicoteo de Siria y Líbano.

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Tanto Siria como Líbano se oponen a que un organismo internacional, con Israel como miembro, asiente su sede en un país árabe, pues entienden que supone un paso para el reconocimiento del Estado judío. Túnez tampoco despertaba demasiadas simpatías entre algunos países europeos, debido a su frágil democracia y respeto por los derechos humanos, principio que figura en la declaración final del Proceso de Barcelona de 1995.

Marruecos aprovechó entonces la ocasión para recordar a Sarkozy su doble compromiso y reivindicó la sede del secretariado, primero para Casablanca y luego para Tánger. Lo hizo con la boca chica, pues los marroquíes priorizan la firma de un tratado preferencial con la UE, en periodo de negociación. A pesar de ello, la monarquía alauí se topó, ay, con la oposición de Argelia a sus aspiraciones por la sede euromediterránea.

Estas divisiones -y su manejo discreto- favorecieron a Barcelona, que además logró el apoyo de Siria. España ha mantenido incólumes sus lazos con el régimen de Bashar al-Assad pese al aislamiento internacional tras el asesinato del ex primer ministro libanés, Rafic Hariri.

"La diplomacia se basa sobre todo en sembrar. Pero si en agricultura uno recoge los frutos cada temporada, en política exterior nunca se sabe cuándo. Y siempre sucede cuando menos te lo esperas. Entonces es hora de recogerlos", apunta un diplomático español implicado en la gran conjura.

¿Y Marsella? El Elíseo nunca promocionó su candidatura, postulada en triste soledad por el alcalde de la ciudad costera, Jean Claude Gaudin. Sarkozy se había comprometido con un país del sur y el apoyo a Marsella habría enconado aún más los ánimos de Túnez y Marruecos.

Tras tantos avatares, ante la cumbre ministerial de Marsella de hace una semana, la candidatura de Barcelona había disuelto todas las alternativas. Pero sobrevino un obstáculo final. Su designación formaba parte del paquete de decisiones que debían tomarse por consenso. Y el papel de la Liga Árabe, que reclamaba un estatus especial, entorpecía el acuerdo por la férrea oposición de Israel.

Al mismo tiempo, Túnez persistía en reclamar la sede prometida por Francia y a la que renunció tres días antes de la reunión. Molesto por el fiasco y enojado por el desplante francés, el ministro de Asuntos Exteriores, Abdelwahab Abdalá, ni siquiera acudió a la cumbre ministerial, y delegó en su secretario de Estado. Pero el mismo lunes en que ésta empezaba, Abdalá se entrevistaba en Túnez con el ex presidente español, José María Aznar, para hablar, entre otras cosas, del "contexto euromediterráneo".

Y para enredarlo todo un poco más, Francia presionaba para retener dos años la copresidencia de la UpM. El pacto inicial habla de una copresidencia compartida entre el norte y el sur. Pero mientras la presidencia de la ribera sur es de dos años -ahora en manos de Egipto-, la del norte coincide con las presidencias semestrales rotatorias de la UE. Francia termina el 31 de diciembre, y cede el testigo a la República Checa.

Con este embrollo diplomático, los 43 se dieron cita el lunes y el martes pasados en el Palais du Pharo en Marsella. Moratinos no las tenía todas consigo. De ahí que al inicio de la cumbre comentara a sus colaboradores: "Barcelona será la sede o no será", porque su designación estaba supeditada al resto de acuerdos.

Asegurada, al fin, la elección de Barcelona durante la cena del lunes -sobre todo por la ausencia de otras candidaturas firmes- la diplomacia española se dedicó a resolver los entuertos de la francesa. "Sufrimos mucho, porque todo estuvo apunto de descarrillar por el papel de la Liga Árabe", admite un asistente a la cumbre.

Y otro diplomático añade: "En esta ocasión, todo se solucionó por el eje Zapatero-Sarkozy".

La solución trenzaba suaves equilibrios. Se eligió a Barcelona como sede de la secretaría permanente y se dio opción a Túnez para que designara al secretario general. El enfado de los tunecinos era tal que han declinado la oferta, pero desde Exteriores se asegura que, al final, darán su brazo a torcer. Mientras tanto, Jordania ha aprovechado esta negativa para postularse, aunque no públicamente.

La Liga Árabe participará en todos los comités de la UpM, aunque sin derecho a voto. A cambio, la secretaría tendrá cinco secretarías adjuntas que ocuparán Malta, Italia, Grecia, Israel y la Autoridad Palestina. Por primera vez, diplomáticos israelíes y palestinos trabajarán permanentemente juntos, con un mismo objetivo y en una misma sede, en Barcelona, planificando y ejecutando proyectos de inversión en el Mediterráneo.

El éxito de la cumbre la ejemplificó el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, al relatar que el viceministro de Exteriores de Israel, Majalli Whbbe, había intervenido en idioma árabe en el plenario.

La declaración de Marsella fue suscrita por los 43, no sin ciertas reticencias por parte de alguno de sus miembros. Turquía, por ejemplo, reivindica otra secretaría adjunta argumentando que ni pertenece a la Unión Europea ni es un país árabe. Nicolas Sarkozy y el presidente egipcio, Hosni Mubarak, resolverán el entuerto a finales de mes en El Cairo.

Todavía persisten, no obstante, algunos flecos. Por ejemplo, el de la copresidencia francesa de la UpM para 2009, que la República Checa acepta a regañadientes y a la que se opone, de momento, Suecia. De ahí que, Moratinos, tras celebrar el acuerdo el martes con el alcalde Jordi Hereu en el Ayuntamiento de Barcelona, se subiera al avión de la Fuerza Aérea rumbo a Estocolmo, para persuadir a los suecos de la conveniencia de aceptar a Francia al frente de la UpM. Luego, España cogerá las riendas de la presidencia de la UpM en 2010, cuando presida su semestre rotatorio en la UE. Los diplomáticos ya sopesan celebrar la tercera cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, de convocatoria bienal, en España. ¿Dónde? Se admiten apuestas.

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