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Reportaje:

Contra la delincuencia, inventos

Detección de francotiradores y aeronaves sin tripulación son algunos de los sistemas debatidos en las Jornadas de Tecnología para la Defensa y la Seguridad

Pablo Linde

Un pequeño chip del tamaño de una moneda capta la conversación de unos delincuentes mientras emite señales para su localización. Los sonidos son procesados automáticamente gracias a una tecnología que determina el idioma de los sospechosos y de qué hablan gracias a un sistema de palabras clave. La conversación permite que un zepelín sin tripulación localice un supuesto paquete de explosivos y lo capte con una cámara de alta resolución. Las autoridades lo identifican, van hacia el lugar y, a cincuenta metros de distancia, proyectan un láser sobre el bulto que les permite saber si era un explosivo y determinar su composición. Todo este relato de ficción incluye tecnología que ya existe y que las empresas que lo fabrican han ofrecido a los ministerios de Interior y de Defensa.

El chip, el globo, el láser, el aparato de identificación del habla y otras innovaciones han sido objeto de debate durante tres días en las XIII Jornadas de Tecnologías para la Defensa y la Seguridad, que terminaron ayer en Madrid. Las principales empresas del sector, miembros del Gobierno y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado han puesto en común los conocimientos sobre estas nuevas tecnologías y cómo usarlas.

Los aparatos voladores no tripulados, por ejemplo, existen desde hace tiempo. Podrían ser muy útiles para detectar a los inmigrantes que llegan en cayuco a Canarias. La empresa pública Isdefe, que colabora con la Guardia Civil, trabaja con pequeños helicópteros, aviones y dirigibles (ver gráfico), que también podrían ser útiles para vigilar grandes concentraciones en ciudades. Pero ninguno de ellos se usa aún. José Antonio Díaz, jefe de proyecto de Isdefe, explica que las normas de aviación civil no contemplan el uso de aparatos sin tripulación. Se está estudiando su regulación. Si se permiten, habría que hacer una importante inversión para poner en marcha las aeronaves y mejorar el Sistema Integral de Vigilancia Exterior, una red de radares que ya se usa para localizar inmigración ilegal y tráfico de drogas en las costas.

Empresas como Isdefe trabajan directamente con el Estado para proporcionar soluciones a la medida. Como los micro chips de escucha y localización que fabrica Indra. Son pequeños aparatos alimentados por una pila normal, que pueden funcionar durante años, con tecnología y capacidad de camuflaje muy superior a artefactos similares del mercado. Esta misma empresa desarrolla una aplicación láser que permite conocer la composición de un explosivo.

Detección de francotiradores, propulsión de misiles, geolocalización, radares y sistemas informáticos son otras tecnologías que usan las fuerzas de seguridad y el Ejército para ir por delante de la delincuencia.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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