El miedo a la responsabilidad social

Tras curtirse en el cortometraje, el joven director británico Mark Tonderai llega esta tarde a la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián con su primer largo, Hush, un trabajo escrito por él mismo y Zoe Stewart que habla de la responsabilidad social. El protagonista de la película conduce de noche y bajo la lluvia cuando un camión le adelanta. Entonces ve que en la parte trasera del vehículo pesado hay una mujer encerrada que pide socorro. Llama a la policía, pero no hace nada por ayudarla. ¿Qué sucede, sin embargo, cuando la siguiente víctima es la persona a la que ama? Esta situación sirve a Tonderai para preguntar al espectador "hasta qué punto nos movemos por nuestro propio interés o asumimos nuestra responsabilidad social", explicó ayer. "No quiero juzgar a nadie, pero sí plantear la pregunta", apuntó el realizador.

El festival recorre en un libro de 500 páginas el cine de animación japonés

Tonderai ha sacado adelante la película con un presupuesto "muy limitado", 1,1 millones de libras esterlinas (1,3 millones de euros). Rodó en apenas cinco semanas y por las noches. "Tenía claro que la película tenía que ser por la noche y lloviendo", comentó el director. "Ahora entiendo por qué la falta de sueño se utiliza como tortura", bromeó.

El joven realizador tenía claro también que no quería una película de terror con sangre y vísceras. Con referencias como El diablo sobre ruedas de Steven Spielberg y todas las películas de Alfred Hitchcock, Tonderai optó por un filme "más de miedo", en el que no todo es evidente, sino que se deja espacio a la imaginación del espectador.

Hush ya ha visitado 24 países. En España se estrena hoy, en la Semana donostiarra, pero aún no tiene distribución comercial. Mientras, Tonderai ultima su segundo largometraje. Será "un trhiller de acción" y se rodará en Nueva York.

Otro joven director, el noruego Patrik Syversen, presenta hoy Manhunt (Rovdyr), una película también de bajo presupuesto. En este caso, el realizador coloca a un grupo de jóvenes en un solitario bosque, en el que se tendrán que enfrentar a unos sanguinarios cazadores. Como Tonderai, Syversen sabía bien cómo quería que fuera su primera película. Su intención fue desde el principio recrear "el look y la atmófera" de los filmes de terror de los años 70. Su propósito era lograr un trabajo "lleno de emoción, realista y crudo".

Rodada en sólo 20 días y siempre a plena luz del día -no había mucho dinero para iluminación extra, así que eligieron el mes de julio-, Manhunt marca una distancia con los trabajos de los 70. Si entonces las mujeres que aparecían en los filmes tendían a ser pasivas, aquí la protagonista es capaz de superar todas las vicisitudes. "Nos gustan las mujeres fuertes y con carácter", subrayó Syversen.

La Semana publica cada año un libro que analiza en detalle un tema o autor. Esta edición, y bajo la coordinación de Antonio José Navarro, una veintena de especialistas han dado forma a Cine de animación japonés, una publicación que se acerca a este fenómeno cultural a lo largo de casi 500 páginas. "No conozco un libro en castellano con tanta información", resaltó ayer el director del festival donostiarra, José Luis Rebordinos.

"Hemos intentado que el libro fuera una aproximación seria, que no aburrida, al cine de animación japonés, que tiene una envergadura cultural evidente", indicó Navarro. El coordinador de la publicación resaltó que la cultura japonesa, libre de las ataduras judeo-cristianas, ha permitido crear propuestas tanto para niños y adolescentes como para adultos. Prueba de ello es toda la producción pornográfica dentro del anime, un terreno que Jesús Palacios aborda en el libro bajo el título Hentai. Sexo, anime y fantasía. "Existen sagas con buenos argumentos de ciencia ficción o terror y con buena calidad cinematográfica, que abundan además en elementos pornográficos sin detrimento de lo anterior", comentó Palacios.