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El déficit de 100 millones de la UB agita el debate entre candidatos a rector

Los aspirantes avivan la polémica sobre las cuentas "opacas" del Parque Científico

El embrollo de cómo gestionar una entidad que adeuda cerca de 100 millones de euros centró ayer el único debate entre los cuatro candidatos a rector de la Universidad de Barcelona (UB) antes de las elecciones del 6 de noviembre. La carga que acumula el centro exige una transparencia fiscal que los tres candidatos reivindicaron ante el cuarto, Josep Samitier, por ser éste rector en funciones y miembro del equipo que gestiona la UB desde junio de 2005. El problema de financiación estuvo en todos los apartados del debate. Incluso torpedeó el tiempo dedicado a debatir sobre investigación: se criticó, por el contrario, la opacidad de las cuentas del Parque Científico de Barcelona, entidad que algunos candidatos definieron como una empresa mal gestionada cuyas pérdidas lastran los presupuestos de la UB.

Así lo afirmaron Dídac Ramírez, catedrático de Economía, y Norbert Bilbeny, de Ética, a quienes Samitier replicó que se trata de una fundación. "No es una fundación, es una fundición", zanjó el último hombre en liza, Marià Alemany, catedrático de Nutrición.

Los aspirantes trataron de marcar distancias entre sí para dotar de perfil propio a su candidatura. Apenas lo lograron, salvo en las formas. Samitier se mostró muy a gusto con la etiqueta de continuista que insistieron en adjudicarle sus contrincantes. Alemany exhibió su carácter crítico y rompedor desde el principio -"no tengo equipo, me presento solo", dijo a modo de salutación-. Entre ambos extremos, Bilbeny y Ramírez ofrecieron una alternativa de cambio templado, articulada en torno a su supuesta mayor eficacia para rebajar el déficit de la entidad.

Bilbeny blandió el rigor como premisa y Ramírez jugó la baza de su experiencia económica -es docto en la materia y fue fugaz tesorero del FC Barcelona en 2003-. Aun así, pocos docentes se arriesgaron a enumerar una o dos diferencias entre su postura durante el debate. Bilbeny buscó más el cuerpo a cuerpo, acusando a Samitier de varios errores de gestión como rector en funciones. Llevó la iniciativa al denunciar las irregularidades que la Sindicatura de Cuentas detectó en los balances de la UB. El resto se sumó a sus embates, a los que que Samitier respondió reivindicando su actuación y vendiendo continuidad. Más allá, en el conjunto de los aspectos académicos, todos estuvieron bastante de acuerdo.

Incluso Alemany se mostró más recatado de lo que suele sobre el Plan Bolonia. Aceptó que es una oportunidad cuando en privado juega a tacharlo de farsa. "Esperemos que no sea una estafa", se limitó a decir ayer. La adaptación al espacio educativo europeo se impuso en el debate por la fuerza: una veintena de estudiantes ocuparon el escenario protestando contra Bolonia. Retrasaron el arranque del debate unos 20 minutos y luego fue la pregunta más repetida entre el público: ¿cómo afrontar el rechazo que genera el Plan Bolonia entre el alumnado? La respuesta de los candidatos fue calcada: escuchando e implicando a los alumnos.

La implicación estudiantil, al menos en cuanto a estas elecciones respecta, queda en entredicho. Apenas un puñado de alumnos presenció el único careo entre los cuatro candidatos. La apatía de los alumnos parece dominar el ambiente previo a los comicios. A la amplia capilla de la UB, donde se retransmitían las intervenciones por televisión, sólo acudieron dos jóvenes que releían apuntes en las últimas filas.

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