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Unión Romaní denuncia el abandono de los gitanos en Galicia

Espaldarazo de Ramírez-Heredia a la organización de Sinaí Giménez

La cúpula directiva de Unión Romaní, la gran federación de asociaciones gitanas de España, inició ayer una visita de tres días a Galicia para tomar contacto con la realidad social de esta minoría en la comunidad. Su presidente, el ex eurodiputado socialista Juan de Dios Ramírez-Heredia, viene de la mano de Sinaí Giménez, líder de Pueblo Gitano de Galicia, y el gesto ha sido interpretado por otros colectivos calés como un espaldarazo o bautizo político para el que en estos momentos es el representante más mediático de los gitanos que viven en la comunidad.

Giménez, Ramírez-Heredia y sus dos colaboradores más directos, Manuel García Rondón y Antonio Torres, se entrevistarán hoy en San Caetano con el vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, para explicarle las políticas de integración que se llevaron a cabo en otras comunidades y plantearle la situación de los gitanos en Galicia. Según el presidente de Unión Romaní, la situación de los gitanos en Galicia "es la peor de España" y se encuentra "a un nivel bastante por debajo de la media nacional", por lo que "hace falta un empuje suplementario" por parte de la Administración. No obstante, "quien debe de tirar del carro son los propios gitanos", dijo, y continuó con la metáfora: "Toda la ayudita que venga por detrás bendita sea, pero los que marcan la dirección son los que tiran por delante del carro, no vaya a ser que caigamos en un precipicio". En Galicia, según los datos de Unión Romaní, el 85% de los gitanos viven "en chabolas o infraviviendas", mientras que "en Andalucía, sólo un 12% se encuentran en esta situación".

Ayer, en el destartalado salón de actos del Edificio de Sindicatos de Pontevedra, Ramírez-Heredia arengó a los suyos. Ante un centenar de personas cautivadas por su verbo, el único gitano que ocupó un escaño en el Congreso pidió "colaboración" a sus "primos" gallegos para lograr la igualdad efectiva "no sólo en derechos, sino también en deberes". Heredia reivindicó el "orgullo de pertenecer a esta raza" y defendió el "gitanismo" frente a la "gitanería". "Ser gitano es un título de gloria y grandeza, que nos obliga a hacer cosas buenas, porque las cosas malas deberían avergonzarnos. La ley gitana hay que cambiarla, adaptarla al 2008, y las mujeres gitanas tienen que ser artífices de su propia revolución. Pero de la ley gitana tenemos que preservar una cosa sobre todo: el valor de la palabra dada, que es la palabra de Dios para nosotros y hace que no necesitemos del derecho ni de las leyes de los payos".

Ramírez-Heredia, que visitará estos días poblados chabolistas y a las familias realojadas en Ponte Caldelas, impartió ayer un curso de lengua romanó.

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