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Tribuna:Laboratorio de ideas
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Es una cuestión de confianza

A pesar de lo mucho que se ha escrito ya sobre la crisis financiera internacional, no puedo resistirme a referirme a ella. En las últimas semanas se han estado diseñando las diferentes propuestas de los países para tratar de solucionar con urgencia la grave crisis internacional, restableciendo la confianza perdida por todos los actores de la economía: inversores, empresarios y ciudadanos en general.

Las medidas tomadas pueden englobarse en tres grupos: En primer lugar, las dirigidas a evitar la caída de las instituciones financieras fortaleciendo sus recursos propios, ya sea con la entrada de los Estados en el capital, ya sea con la compra de activos en muchos casos de dudosa calidad. En segundo lugar, al tiempo que se facilitaba la financiación interbancaria, se intentó restaurar la confianza de los depositantes garantizando total o parcialmente sus inversiones. Por último, las dirigidas a facilitar la financiación de las empresas (especialmente pymes) y los particulares (hipotecas) con el objetivo de evitar la recesión económica incentivando el crecimiento.

En España es urgente restablecer la confianza, otorgando liquidez a las empresas ('pymes') y familias

En lo referente al rescate de las instituciones financieras, las primeras iniciativas, como el plan de rescate de EE UU, se dirigieron a la compra de activos dudosos para ayudar a las instituciones, a la vez que se generaba confianza entre los depositantes. Sin embargo, tras algunas actuaciones infructuosas, ha sido el plan diseñado por el Reino Unido el que ha convencido más. Primero, a la UE, que aceptó sus líneas generales en el Consejo de ministros de Economía y Finanzas (Ecofín) del 12 de octubre, y después, al Gobierno de EE UU, que ha cambiado totalmente su estrategia, abandonando la idea de comprar activos dudosos y decidiendo, por el contrario, ofrecer la capitalización parcial a las instituciones que lo consideren necesario.

Esta decisión no ha sido fácil por lo que significa de seminacionalización en un mundo occidental basado en una economía de mercado donde el intervencionismo ha estado proscrito durante mucho tiempo. La medida es excepcional y, como tal, se toma durante 2008 y 2009, por un plazo máximo de 5 años. Además, se incluye la necesidad de que las instituciones que soliciten este tipo de ayudas cumplan con algunas condiciones y restricciones en lo respectivo a los repartos de dividendos, las remuneraciones, bonus y compensaciones de los directivos, y el compromiso de hacer llegar la liquidez a los créditos de empresas y particulares. Todos los dirigentes de los países han hecho declaraciones en el sentido de que no se trata sólo de salvar a las empresas financieras, sino de evitar la recesión de las economías.

Ante la escasez de liquidez en el sistema, los bancos centrales más importantes estuvieron aumentando el dinero de éste, pero este incremento de fondos se mostró insuficiente para restaurar la confianza. Por ello, los bancos centrales tomaron una decisión conjunta, importante y nueva. La actuación monetaria de las autoridades más importantes (FED, BCE, Banco de Inglaterra) para rebajar en medio punto los tipos de interés, dejándolos en el 1,5% en EE UU, en el 3,75% en la Unión Monetaria Europea y el 4,5% en el Reino Unido. Pero ni las bolsas ni los mercados financieros respondieron al incentivo.

En pocos días, todos los países se convencieron de la necesidad de actuar conjuntamente con medidas que pudieran restaurar la confianza en el sistema por parte de los ciudadanos. En la reunión del Ecofín (12 de octubre), con la representación de los 27 países de la UE, y en el Consejo Europeo (del 16 y 17 de octubre) se fija el objetivo de restaurar la confianza en el mercado interbancario, haciendo posible un aumento de la liquidez y asegurando la financiación normal y eficaz de la economía.

En tercer lugar, en las conclusiones del Consejo Europeo queda claro que se quiere llegar a la financiación de las empresas y las familias, reencontrando el camino del crecimiento y del empleo. Para ello se propone como medida garantizar la deuda nueva de las instituciones financieras hasta 2009. Se intenta garantizar que los esfuerzos financieros realizados por los Estados y los bancos centrales no se queden en el rescate de las instituciones financieras, sino que sirvan de estímulo a la recuperación de las economías. Pero todavía no está claro cómo se va a conseguir.

En España, gracias al mayor rigor de las instituciones reguladoras, el problema en el sistema financiero no parece ser de solvencia, pero sí hay un grave problema de liquidez. En términos macro, las enormes necesidades de financiación generadas por el déficit de la balanza corriente probablemente han evitado que se invirtiera más en activos tóxicos, pero ahora esa necesidad de financiación externa complica la crisis de liquidez. La mayor parte de los vencimientos de deuda internacional española se dará en 2009, pero si en los próximos trimestres no comienza a solucionarse la crisis, la situación financiera puede agravarse.

A pesar del convencimiento del Gobierno sobre la solidez del sistema financiero español, en el plan aprobado conjuntamente en dos decretos-ley, que deberán ser ratificados en el Parlamento, se ha asumido la capacidad para intervenir extraordinariamente en el capital de las entidades que tengan problemas y lo soliciten voluntariamente. En los últimos días ya se habla de la posibilidad de algunas fusiones de bancos y cajas para fortalecer el sistema.

Por otra parte, a diferencia de lo realizado en EE UU, se continúa el plan de adquisición de activos financieros con un fondo de 10.000 millones ampliable a 30.000 millones en el 2008 y de 30.000 millones ampliables a 50.000 millones en 2009. Un segundo decreto-ley, con el objetivo de adaptarse a lo acordado en la UE, establece el otorgamiento de avales del Estado a productos financieros como pagarés, bonos y obligaciones por una cuantía de 100.000 millones en 2008, aunque sin fijar la cuantía de 2009. El plazo de vencimiento es de cinco años, y los costes, requisitos y obligaciones de las entidades se establecerán por el Ministerio de Economía. El principal partido de la oposición (PP) ha apoyado el plan, pero exige que se amplíe el control del Banco de España y de la CNMV y se involucre más al Parlamento en el seguimiento de la ejecución concreta del plan.

En conclusión, se han dado los primeros pasos para restablecer la confianza y solucionar la crisis financiera internacional. Falta poner en marcha las reformas del sistema para evitar que esta situación se repita. Pero en España es urgente restablecer la confianza, otorgando liquidez a empresas (pymes) y familias. Si no se consigue evitar la recesión y cambiar la tendencia decreciente de la actividad económica, aumentará el paro y continuará el aumento de la morosidad. .

Carmen Alcaide es economista y ex presidenta del INE

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