Livni no encuentra socios para formar Gobierno en Israel
Los ultraortodoxos rechazan las ofertas de Kadima
El rabino ha decidido y Tzipi Livni ve desvanecerse su deseo de formar Gobierno en Israel. Ovadia Yosef, 87 años, líder espiritual del partido ultraortodoxo Shas, propinó ayer un golpe mortal a las negociaciones con Kadima. Consciente de que su respaldo es vital para que Livni pueda disfrutar de un Ejecutivo sólido, el partido que copa el voto sefardí ha tensado la cuerda. Sin ceder un ápice.
La negativa del Shas abre la puerta a las elecciones anticipadas
Shas pretendía que la candidata se comprometiera a otorgar 200 millones de euros en subvenciones a las familias numerosas y a las escuelas talmúdicas, y que excluyera Jerusalén de las negociaciones con los palestinos. Livni, que se aproximó en la oferta crematística pero rechazó la demanda sobre la ciudad santa, lanzó el jueves un ultimátum. Shas respondió ayer anunciando que no se sumará al Gobierno.
A la vista de la peregrinación incesante a su residencia de Jerusalén, parecería que el candidato a suceder a Ehud Olmert es el poderoso rabino Yosef. Ninguno de los líderes políticos ha faltado a la cita en las últimas semanas. Tras consultar a los rabinos del Consejo de Sabios del partido, Yosef dio la puntilla a Livni, aunque en el zoco de la política israelí nada se puede dar por hecho hasta que ha sido consumado.
Tanto la ruptura como el ultimátum de la aspirante pueden ser una pieza más en el rompecabezas de la negociación. "Shas no puede ser comprado y no venderá Jerusalén. Ésta ha sido nuestra línea consistente. Si se hubieran comprometido a no negociar sobre Jerusalén, podríamos haber aprobado el acuerdo", declaró ayer Eli Yishai, presidente de Shas. En Kadima sospechan que la negativa a pactar con Livni estaba concertada de antemano con la derecha israelí.
Había prometido Livni un nuevo modo de hacer política. Pero el mes de negociaciones que ha sostenido Kadima con varios partidos de la coalición gobernante y de la oposición han puesto de manifiesto que el mercadeo y la extorsión han dominado de nuevo el tortuoso proceso de formar Gobierno. Kadima pactó con el presidente laborista, Ehud Barak, para consolidar los 48 diputados de la alianza en una Cámara de 120 escaños. Resultaba entonces crucial agregar al partido Shas, que irrumpió en escena con las exigencias citadas. Al tiempo, Livni dialogaba con el izquierdista Meretz (cinco escaños), la antítesis del Shas. El Partido de los Pensionistas, por su parte, reclamaba más dinero y ayudas para los jubilados. Finalmente, Shas y los siete parlamentarios pensionistas han roto la baraja. Y a Livni se le agotan las alternativas.
Porque incluso su intención de formar un Ejecutivo con minoría parlamentaria choca con las amenazas de media docena de diputados correligionarios, precisamente quienes apoyaron a Saul Mofaz en las primarias de Kadima.
Huele a elecciones anticipadas. Livni, que mañana anunciará su preferencia al presidente, Simón Peres, tiene dos opciones: formar un inestable Gobierno en minoría, apoyándose en el izquierdista Meretz y en los partidos árabes -harto improbable, dado el abierto rechazo que esta posibilidad suscita en Kadima- o se decanta por los comicios anticipados.
Un adelanto que Livni deseaba evitar a toda costa. En primer lugar, porque la crisis económica acecha a Israel y embarcar al país en una costosa campaña electoral no es la mejor receta para afrontarla. En segundo término, porque las negociaciones -aunque no se haya conseguido fruto alguno en un año- con los palestinos y sirios sufrirían un frenazo o un descarrilamiento. Y, por supuesto, porque el favorito en los sondeos es el derechista Benjamín Netanyahu, líder del Likud. El rabino Yosef meditará durante el sabath. Él tiene la última palabra.
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