La economía de China avanza al menor ritmo en cinco años
El parón de las exportaciones deja el crecimiento en el 9%
La crisis de las economías avanzadas pasa ya factura a China. El producto interior bruto (PIB) de la cuarta economía del mundo creció en el tercer trimestre un 9% respecto al mismo periodo de 2007, según publicó ayer la Oficina Nacional de Estadísticas. Es la tasa anual más baja desde 2003, cuando la epidemia de síndrome respiratorio agudo asestó un fuerte revés al país asiático. Con la evolución de los nueve primeros meses -9,9% de crecimiento respecto al mismo periodo de 2007-, parece claro que el PIB aumentará este año menos del 10%, una tasa que siempre se había superado desde 2001.
La mitad de las firmas jugueteras, volcadas en EE UU, ha tenido que cerrar
"El crecimiento mundial se ha ralentizado de forma notable y ha comenzado a tener un impacto negativo en China", reconoció Li Xiaochao, portavoz del organismo estadístico. El gigante asiático redujo su marcha en el tercer trimestre -en el primero, China creció un 10,6%, frente al 10,1% del segundo-, sobre todo por la menor demanda extranjera. La contribución del sector exterior al aumento del PIB en los nueve primeros meses es ahora de 1,2 puntos, la mitad que un año antes.
Aunque muchos dirigentes occidentales querrían para sí este ritmo de ascenso, para el Gobierno de Pekín supone una seria advertencia, ya que, según ha asegurado en repetidas ocasiones, China necesita crecer un mínimo del 7% anual para dar empleo a sus ciudadanos y asegurar la estabilidad social.
La apertura al exterior ha sido una de las claves del notable crecimiento de China en los últimos años. Y es ahora la puerta por la que se cuela la crisis, pese al estricto control sobre las estructuras económicas que ejercen los dirigentes chinos.
Un buen ejemplo es la industrial provincia de Guangdong (sur de China), donde numerosas empresas han entrado en bancarrota. Según la dirección de aduanas, el número de firmas exportadoras en el sector del juguete se ha reducido a la mitad en los siete primeros meses de 2008, comparado con un año antes. La crisis ha afectado a un sector que está muy volcado hacia Estados Unidos y que ya tenía que hacer frente a los crecientes costes laborales, las mayores exigencias de calidad, la dificultad de acceder a créditos y la apreciación de la divisa china, el yuan.
La filial en Shanghai del banco británico Standard Chartered, que opera principalmente en Asia, dibuja un panorama sombrío. Cree que las exportaciones pueden tener "crecimiento cero o incluso negativo" el próximo año. Hasta septiembre aumentaron un 22,3%, 4,8 puntos menos que en el mismo periodo de 2007.
Además de la ralentización de las exportaciones, las autoridades chinas también están preocupadas por el desplome que han sufrido el mercado inmobiliario y la Bolsa. Las ventas de viviendas han descendido un 55,5% en Pekín y un 38% en Shanghai en los ocho primeros meses, mientras que el índice CSI 300, que sigue las empresas más representativas de los parqués de Shanghai y Shenzhen, ha caído más del 60% este año.
A pesar de todo, la economía china sigue siendo la más activa entre las 20 mayores del mundo. Y, según el Fondo Monetario Internacional, en 2009 aún crecerá por encima del 9%, cuando para Europa y EE UU vaticina un estancamiento. Li Xiaochao enfatizó que la riqueza acumulada, las altas reservas de divisas y la evolución del consumo dejan lugar para el crecimiento.
El crecimiento de las ventas minoristas -un 22% en los nueve primeros meses- apunta el camino que quiere recorrer China, que se ha propuesto hacer su modelo económico menos dependiente del exterior. Para evitar una ralentización mayor, el gabinete de Gobierno, liderado por el primer ministro, Wen Jiabao, aprobó el viernes pasado un amplio programa, que incluye más gasto en infraestructuras, incentivos fiscales a la exportación y reducción de impuestos a la compraventa de viviendas.
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