"Obama será un presidente excepcional"
Colin Powell, ex secretario de Estado de Bush, dice que votará al candidato demócrata
Colin Powell, el general que dirigió con gloria la primera guerra del Golfo, el primer secretario de Estado de George Bush, el primer negro aceptado en la élite del establishment político, un republicano respetado por todo el país, declaró ayer que Barack Obama será "un presidente excepcional" y anunció que tendrá su voto. Se trata del más sorprendente y decisivo respaldo obtenido hasta la fecha por el candidato demócrata, y del más amargo y contundente golpe recibido en esta campaña por el candidato republicano, John McCain.
"He llegado a la conclusión de que, por su habilidad para inspirar a los ciudadanos, por la naturaleza unificadora de su candidatura, porque está conquistando a toda América, porque es alguien que cuenta con grandes habilidades retóricas a la vez que tiene sustancia, porque es alguien que reúne las condiciones para ser un presidente de éxito, para ser un presidente excepcional... Es una figura transformadora, es una nueva generación que aparece en el escenario de EE UU y del mundo. Por estas razones, votaré por Barack Obama", dijo Powell al veterano periodista Tom Brokaw en una entrevista en directo en el programa Meet the Press, de la cadena NBC.
El apoyo del general destroza la tesis de que el senador por Illinois es inexperto
Powell niega que vote por el color, pero le encantaría que ganara un negro
Si otros momentos ha habido ya en las últimas semanas que se anunciaban como enormemente adversos para McCain, éste representa prácticamente la puntilla final. No sólo por la categoría de Powell, un laureado militar cuya voz llega al corazón de los votantes conservadores que todavía desconfían de Obama, sino por los argumentos que expuso para respaldar al demócrata.
Superado cada día con más amplitud en las encuestas y acosado por su rival en los Estados tradicionalmente republicanos, McCain difícilmente podrá recuperarse, a sólo 15 días de las elecciones, de un revés tan severo como el sufrido ayer, con la deserción de un hombre que, si no estuviésemos asistiendo a un profundo cambio de ciclo político en este país, debería estar en estos momentos haciendo campaña junto a su viejo amigo y correligionario.
Powell demolió en su entrevista los principales argumentos de la campaña republicana contra Obama, el de su inexperiencia en asuntos de seguridad, el de su temeraria política exterior y el de su radicalismo ideológico.
El influyente político conservador criticó a sus compañeros por haber tratado de distorsionar la biografía de Obama -"he oído a senadores de mi propio partido decir que Obama es musulmán y que podría estar vinculado a terroristas"-, aseguró que confía en el pensamiento centrista del senador de Illinois y garantizó que será un presidente moderado, capaz de integrar y revitalizar a los sectores más diversos.
Al mismo tiempo, el ex secretario de Estado dijo que EE UU necesita un presidente como Obama, que pueda limpiar su imagen, reconstruir los lazos con los aliados y abrir el camino al entendimiento con los adversarios. "Creo que el presidente tiene que empezar usando el poder del Despacho Oval y de su personalidad para convencer al pueblo americano y al mundo de que EE UU está fuerte, que va a renovarse".
Dicho en boca de una figura como Powell, que hace ocho años formaba parte del grupo dirigente de la política republicana, todos estos argumentos suenan en los oídos de los militares y jubilados de Florida, Ohio o Pensilvania como un certificado de buena conducta extendido a Obama. A todos aquellos que dudaban de las condiciones de Obama para ser comandante en jefe, de su experiencia para afrontar crisis imprevistas, incluso de su verdadero amor por este país, Powell les ha dado una razón para creer.
"Powell se ha cargado de un plumazo", dijo ayer Newt Gingrich, una de las grandes personalidades conservadoras, "el argumento de la falta de experiencia. ¿Quién va a poner en duda el juicio de un antiguo jefe del Estado Mayor Conjunto, un antiguo consejero de Seguridad Nacional, un antiguo secretario de Estado?".
Un portavoz de Obama aseguró ayer que el candidato ha estado en todo momento ajeno a los planes de Powell. Según Robert Gibbs, director de comunicaciones de la campaña, Obama habló brevemente con el general retirado a las diez de la mañana de ayer, media hora antes del comienzo de su entrevista.
Obama y Powell habían coincidido varias veces desde que el senador anunció sus intenciones presidenciales, y siempre se había especulado sobre la proximidad entre los dos negros más exitosos de la historia del país. Pero el general siempre había descartado que la coincidencia racial influyera en su voto. Ayer repitió esa opinión, aunque reconoció la trascendencia de que EE UU pueda tener pronto su primer presidente negro. "Si la razón para darle mi apoyo fuera la de la raza, lo habría hecho hace seis, ocho o diez meses", aseguró. "Pero no se puede negar", añadió, "que se trata de un acontecimiento histórico. Si ocurre, todos los norteamericanos deberíamos estar orgullosos, no sólo los afroamericanos: todos los americanos tenemos que estar orgullosos de haber llegado a un punto en nuestra historia en el que una cosa así puede ocurrir. Y no es algo que sólo electrizaría a América, sino que electrizaría también al mundo".
Distintas voces republicanas se escucharon ayer en Washington advirtiendo de la trascendencia que esta entrevista tendrá en los últimos días de la campaña electoral. McCain, sin embargo, estaba obligado a restarle importancia. "No es una sorpresa, y sigo respetando y admirando al secretario Powell", manifestó en otro programa de televisión. "Yo, por mi parte", recordó, "estoy muy satisfecho de contar con el apoyo de cuatro antiguos secretarios de Estado y de 200 generales y almirantes retirados".
Es la respuesta esperada de alguien que es consciente de que se le consumen los días y las posibilidades de ser presidente. Su causa empieza a ser una causa imposible. La entrevista de Powell puso en evidencia, una vez más, que McCain no sólo está compitiendo contra Obama, sino contra el repudio popular a las ideas dominantes en su partido.
Powell dijo que el Partido Republicano se está yendo demasiado a la derecha y excluyendo cada vez a más ciudadanos moderados y centristas. Puso el nombramiento de Sarah Palin como candidata a la vicepresidencia como un ejemplo de esa tendencia y afirmó que no está cómodo con esa evolución. Mencionó, por ejemplo, que no es partidario de nombrar más jueces conservadores en el Tribunal Supremo, como han prometido McCain y Palin.
Powell insistió en que él, personalmente, no tiene ambiciones políticas, aunque no descartó servir dentro de una Administración de Obama.
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