Reflexiones para afrontar la crisis
Que tenemos crisis es un hecho que a estas alturas ya nadie niega y no lo voy a hacer yo tampoco. Se trata de una crisis profunda no tanto por las consecuencias económicas, que también, sino por lo que representa. Estamos ante un profundo cambio del modelo de hacer empresa y enfocar el negocio. Este cambio de modelo afecta, en mayor o menor medida, a todos los sectores. A destacar: el financiero (si esto fuera un seísmo el sector financiero sería su epicentro), la construcción y todo lo relacionado con el consumo.
Hay varios factores que contribuyen a esta situación apasionante por lo que supone de revolución en la manera de entender y hacer negocio. Por una parte, la tecnología permite la desintermediación e imprime una velocidad de vértigo adelantándose muchas veces a la legislación. Otro factor son los nuevos instrumentos y vehículos financieros tales como los derivados, el capital riesgo y los hedge funds, que están cambiando los centros de poder e influencia, así como la manera de entender y valorar el riesgo empresarial. Un tercer aspecto es la escasez de recursos naturales para hacer frente a una creciente demanda por parte de los países emergentes, que ha quedado reflejado en una subida del precio de todas las materias primas y ha supuesto un nuevo esquema de relaciones internacionales.
La estrategia que se basa en reducir personal es defensiva y poco eficaz a largo plazo
Con la crisis hay que tomar decisiones impopulares y dar ejemplo
Estos factores, entre otros, son los responsables de la presente situación y son los que harán que nada sea igual a partir de ahora. Mientras se define el nuevo modelo tendremos un contexto inestable y cambiante que durará un tiempo indeterminado. Lo que es cierto es que nada volverá a ser como antes.
Se está produciendo una oleada de nacionalizaciones de bancos y empresas vía directa por los gobiernos occidentales o indirecta vía fondos soberanos. Esto cambiará por completo el mapa y el paradigma de la economía de mercado como la hemos conocido hasta hora.
Se puede hacer mucho para enfrentarse a esta situación. No se trata de luchar a base de lanzar expedientes de regulación de empleo en las compañías, que es básicamente lo que se está haciendo. Las estrategias basadas en reducción de personal son defensivas y poco eficaces a largo plazo. Comprender y asimilar lo que está ocurriendo es el primer paso para desarrollar otras estrategias encaminadas a aumentar la flexibilidad, agilidad y capacidad para asumir nuevos retos. Hay muchas teclas que se pueden tocar: procesos de negocio, estructuras organizativas, motivación del personal, nuevos mercados, canales alternativos, etcétera.
Acometer estas iniciativas no es fácil, especialmente si las lidera una clase directiva que no ha vivido nunca una crisis. Requiere coraje, creatividad y mucha iniciativa para asumir riesgos con mentalidad empresarial. Requiere liderar sin tener el recurso de ilusionar a la organización con grandes proyectos de crecimiento. Requiere tomar decisiones impopulares y dar ejemplo. Y, por último, incorporar hábitos de austeridad.
Estamos viviendo una etapa difícil pero sin duda apasionante e histórica. Nos pone a prueba y nos saca de nuestra zona de confort. Los cambios son siempre oportunidades y debemos leernos en esta clave para sacar todo lo positivo que hay en ellos. Las personas, empresas y países que mantengan esta disposición saldrán sin duda reforzados.
Álvaro Arias es socio responsable de España de Neumann International AG.
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