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El piano de Pogorelich regresa a A Coruña

Tras la muerte de su esposa y un largo paréntesis de ausencia de los escenarios, Ivo Pogorelich ha vuelto profundamente transformado. Al joven pianista que conoció hace años A Coruña le faltaba la hondura expresiva que sólo da la vida. Ésta le ha transfigurado; su respiración es entrecortada y sus mandíbulas parecen masticar cada acento de la partitura. Las notas nacen con dolor y, con ellas, la verdadera música: ésa que llega a lo más hondo, involucrando en su concepto a público y orquesta.

Pogorelich somete el Concierto para piano n.º 2 de Rachmaninov a tensiones desacostumbradas, concentra su fuerza en notas que cambian su color y descubren una riqueza de líneas y armonías que permanecían ocultas en ellas. Hace una auténtica recreación de la obra totalmente dentro de su espíritu, pero mucho más allá de su mera lectura filológica. En los Cuadros de una exposición, de Musorgski-Ravel, la Orquesta Sinfónica de Galicia mostró todo su potencial.

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