Tres países, tres modelos para salir del colapso
Intervención en EE UU y Reino Unido frente a ayudas indirectas en España
Los inversores y los banqueros han pasado en poco tiempo de fiarse de casi todos a no confiar en nadie, sobre todo en ellos mismos. Y, al final, han sido los Estados los únicos que han salido al rescate de los mercados. Estados Unidos, España y el Reino Unido han lanzado tres planes de intervención que, a través de diferentes fórmulas -bien sea la compra de activos contaminados o sanos, y la entrada en el capital de los bancos-, persiguen un objetivo: destinar en total más de un billón de euros para impedir el colapso del sistema financiero, tanto como el PIB español.
No es el único elemento que tienen en común. Los tres países han actuado de forma unilateral; en el caso de España y el Reino Unido después de que los 27 miembros de la Unión Europea fracasaran a la hora de formar un frente común para combatir la llegada de las turbulencias al Viejo Continente. A nadie extrañaría ya que otros socios europeos siguieran sus pasos.
Cada uno ha actuado por su cuenta frente a los problemas
El plan de Bush fue el mejor recibido por las Bolsas cuando se anunció
La mayor crisis de Wall Street desde la Gran Depresión de 1929 será combatida con la mayor intervención pública jamás lanzada para salvar al capitalismo. "Hay que intervenir sólo cuando es necesario. En las condiciones actuales no sólo está justificada [la intervención], es esencial", dijo el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para defender su propuesta de un plan de rescate de 700.000 millones de dólares (medio billón de euros), presentada el 19 de septiembre. Este controvertido plan -demasiado intervencionista, según algunos, y demasiado benévolo con los causantes de la crisis, según otros- da plenos poderes al secretario del Tesoro, Henry Paulson, para que durante dos años compre los llamados activos contaminados para eliminar este lastre de los balances de los bancos. En una primera fase, se destinarán 250.000 millones de dólares, y otros 100.000 estarán preparados por si son necesarios; la utilización del resto tendrá que ser autorizada por el Congreso durante 2009.
Mientras Estados Unidos está dispuesto a arriesgar y comprar los activos tóxicos que nadie quiere, porque están vinculados a deudas de alto riesgo que difícilmente se cobrarán, el Gobierno español sólo aceptará lo que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero llamaba el martes pasado activos de "máxima calidad", como cédulas hipotecarias con calificación AAA (la que otorga mayor solvencia). Para ello, creará un fondo con entre 30.000 y 50.000 millones de euros, que dependerá del Tesoro, para inyectar liquidez en el sistema y facilitar el crédito a empresas y ciudadanos.
Ambos planes se financiarán con deuda pública, pero es más dudoso que Estados Unidos pueda recuperar su inversión, debido a las características de los activos que compra.
El Reino Unido sí echará mano del dinero público para salvar a la banca. Destinará entre 25.000 y 50.000 millones de libras (68.000 millones de euros) para capitalizar los bancos que se sometan al plan, mediante la compra de acciones preferentes. Además, se ampliará de 100.000 a 200.000 millones de libras (273.000 millones de euros) el mecanismo que permite a los bancos canjear títulos y cédulas hipotecarias con la garantía del Estado. Por último, las entidades que entren en el plan podrán emitir deuda garantizada por el Estado por un cuarto de billón de libras (342.000 millones de euros).
En total, el Gobierno de Gordon Brown puso ayer sobre la mesa un total de 400.000 millones de libras (550.000 millones de euros). Pese a la magnitud del plan, todo apunta a que Brown lo pondrá en marchas sin problemas, dado que la oposición conservadora parece estar de acuerdo con al dirigente laborista, al menos de momento. Aún no se sabe qué procedimiento seguirá este operativo de rescate para ser aprobado.
Muchos más problemas tuvo Bush para sacar adelante el Acta de Estabilización Económica de Urgencia 2008, que es la denominación oficial de las medidas de rescate al sistema financiero. El presidente estadounidense se enfrentó a la rebelión de sus propios socios republicanos en la Cámara de Representantes, que sólo aprobaron el texto tras introducir cientos de enmiendas que han convertido la ley en un cajón de sastre con medidas a gusto de todos. Así, el plan de tres folios diseñado por el Tesoro se convirtió en un tomo de 451 páginas, que contemplan rebajas fiscales valoradas en hasta 150.000 millones de dólares (110.000 millones de euros). Sin embargo, ni el plan español -se concretará en un decreto ley- ni el británico prevé medidas adicionales.
La reacción de los inversores ha sido muy diferente. El Dow Jones registró su mayor subida en seis años en cuanto llegó al parqué, a una hora del cierre del 18 de septiembre, la noticia de que la Casa Blanca iba a intervenir para salvar la crisis. Volvió a subir el día siguiente, cuando Bush presentó su propuesta en los jardines de la Casa Blanca, flanqueado por Paulson, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, y el presidente de la SEC, Christopher Cox. Ese día, el Ibex registró la mayor subida de la historia.
La comparecencia de Gordon Brown para explicar sus medidas para salvar a la City no inspiraron, ni mucho menos, la misma euforia. La Bolsa de Londres cayó ayer un 5,18%, en una jornada de caídas generalizadas. El anuncio de Zapatero el martes, en una conferencia de prensa tras reunirse la víspera con representantes de las entidades financieras españolas, se recibió en el mercado con una subida del Ibex del 1,27%.
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