Estados Unidos se lanza a la compra masiva de pagarés de empresa
El presidente de la Reserva Federal anticipa una próxima bajada de tipos
La Reserva Federal (Fed) no deja de buscar nuevas vías para liberar la presión del sistema financiero. Con ese objetivo sumó ayer -día en el que Wall Street vivió un nuevo batacazo con una caída del Dow Jones del 5,11%- una nueva arma a su arsenal: la creación de una plataforma para comprar pagarés de empresa a tres meses no garantizados o garantizados con activos, directamente a los emisores que cumplan ciertas características. "El mercado de pagarés de empresa se ha visto sometido a una considerable presión, debido a que los fondos monetarios y otros inversores son reacios a comprar pagarés de empresa, especialmente en los vencimientos de mayor plazo", justificó la Fed en un comunicado.
La Bolsa de Nueva York, que cae el 5%, encadena dos días de desplomes
Aunque se trata de la segunda intervención de la Fed en el mercado de pagarés -la primera fue el pasado septiembre- es la primera vez que, en una iniciativa sin precedentes, interviene sobre activos no asegurados o garantizados. La falta de confianza de los inversores amenaza con negar a las empresas el efectivo que necesitan para mantener abiertas las puertas de sus negocios y pagar sus nóminas. Se estima que el mercado de pagarés mueve 1,6 billones de dólares (1,2 billones de euros), mientras que hace un año estaba valorado en 2,2 billones.
El Tesoro creará un "depósito especial" en la Reserva Federal de Nueva York para gestionar este instrumento, que estará respaldado por los activos de los pagarés garantizados y, en el caso de los no garantizados, por las comisiones que se cobrarán a los emisores. Esta medida es la última que se anuncia para aliviar la crisis crediticia.
El pasado lunes, la Fed anunció que a partir de mañana empezará a pagar intereses por las reservas de los bancos comerciales. De esta manera crea, además, una base para fijar el tipo de mercado sin tener que hacer anuncios oficiales.
Al mismo tiempo, va a extender los préstamos de emergencia a las entidades que necesiten liquidez, con subastas periódicas de 150.000 millones de dólares, hasta un importe total de 900.000 millones hasta final de año. Además, el Tesoro contempla la posibilidad de inyectar dinero directamente en los bancos que necesiten ayuda inmediata, adicional al paquete de 700.000 millones de dólares aprobados por el Congreso para comprar deuda basura. Esa inversión directa se haría a cambio de una participación en el capital de las entidades. Pero Wall Street no se conforma y pide a gritos una rebaja de los tipos de interés, preferiblemente antes de su próxima reunión del 29 de octubre. De hecho, el mercado interpretó ayer los comentarios del presidente de la Fed, Ben Bernanke, durante la reunión anual de la National Association for Business Economics, como un indicio de que el precio de los fondos federales, ahora en el 2%, podría bajar pronto.
Bernanke señaló que las perspectivas económicas "han empeorado" y que los riesgos de que el crecimiento se frene "han aumentado", todo ello en un entorno de la inflación que ha "mejorado en cierta medida". "A la vista de estos acontecimientos", señaló, "la Reserva Federal tendrá que considerar si la actual política sigue siendo adecuada". La Bolsa de Nueva York, lejos de entusiasmarse, se vino abajo. Tras la caída del lunes del 3,58%, ayer cerró con una bajada del 5,11%.
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