Y soplaré y soplaré...
La compra de ABN Amro evoca el cuento de los tres cerditos. De los tres compradores, sólo el Santander ha resistido al lobo de la crisis
Resulta difícil no pensar en el cuento de los tres cerditos al observar a los bancos que compraron
ABN Amro el año pasado. Estos bancos (Fortis, Royal Bank of Scotland y Santander) se repartieron el banco holandés tras pagar 71.000 millones de euros, la mayoría en efectivo. Con unas cuantas ráfagas fuertes de viento de la crisis crediticia ha quedado claro qué tipo de casa había construido cada uno.
El primer cerdito era Fortis. Éste construyó su casa de paja. La compra de ABN debilitó al banco justo cuando el lobo feroz estaba llenándose los pulmones de aire. Y sopló y sopló y el banco prácticamente se fue con el viento. Los tres Gobiernos del Benelux han tenido que comprar 11.200 millones de euros en capital esta semana para reforzar sus cimientos. Y el Gobierno holandés ha acabado nacionalizando sus operaciones en el país.
El segundo cerdito era Royal Bank of Scotland. Éste construyó su casa de madera. La adquisición de ABN también le dejó con poco capital pero, por lo menos, lo rellenó este año con 15.300 millones de euros en emisiones de acciones con derechos preferentes. Aun así, sus acciones han caído en picado y, en el mercado, la opinión en cuanto a su solvencia se ha deteriorado.
El tercer cerdito era el Santander. Éste construyó su casa de ladrillos. Con una jugada especialmente astuta sacó un beneficio de 3.200 millones de euros por los activos italianos de ABN tan sólo un mes después de comprarlos. El banco español ha estado recogiendo a otros lechoncitos británicos (Alliance & Leicester y Bradford & Bingley) para meterlos en su casa. Santander no es inmune al lobo feroz, que está sopla que te sopla en España, pero en comparación con el resto de los cerditos, su casa parece sólida como una roca.
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