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Reportaje:

Cearsolo enmudece en el Parlamento

El ex director financiero del Guggenheim se acoge a su derecho a no declarar - La comisión de investigación se queda coja sin el principal testimonio

Los parlamentarios que integran la comisión que investiga el fraude en el Museo Guggenheim Bilbao se quedaron ayer con las ganas. Roberto Cearsolo, el ex director de Administración y Finanzas, quien se apropió de 556.000 euros de las cuentas del museo revelando una clamorosa falta de controles públicos en la pinacoteca, enmudeció en la Cámara. No dijo ni una palabra; tan solo unos escuetos saludos. Fue su abogado, Javier Beramendi, quien le acompañó en todo momento, el que alegó que no resultaba conveniente para su defendido hacer ningún tipo de declaración hasta que el juez instructor haya establecido de manera definitiva "la causa que se le puede imputar".

Se trata de una técnica de defensa jurídica que los parlamentarios ya esperaban que esgrimiera. La confesión realizada por Cearsolo el pasado de la cadena de desvíos de fondos del museo a sus cuentas que había perpetrado entre 1998 y 2005 propició la creación de la comisión. Los intentos del Gobierno vasco, la dirección del Guggenheim y la Diputación de Vizcaya por rebajar lo sucedido y proteger la imagen del museo no han tranquilizado a la oposición, que culpan a las instituciones de una reiterada falta de control y transparencia tras destaparse el desfalco y conocerse el ruinoso cambio de divisas para la compra de obras de arte, que supera los siete millones de euros.

La comisión espera poder cerrar sus trabajos para el mes de diciembre

Pese a que Cearsolo se cerró en banda desde el primer momento, los partidos hicieron reiterados intentos para que hablase, al menos sobre cuestiones relacionadas con el funcionamiento del museo, sin mencionar nada relacionado con su causa judicial. Ni por esas. Todos los esfuerzos por desbloquear la situación resultaron infructuosos. La ley obliga a Cearsolo a comparecer ante una comisión de estas características, pero también le ampara si no desea declarar.

Y eso que el presidente de la comisión, el socialista Antonio Rivera, recordó que, pese a que las diligencias se encuentran bajo secreto de sumario, el juez que instruye el caso ya aclaró que no existe colisión entre el trabajo de la comisión y la actuación judicial. Así que por ahí, Cearsolo tenía vía libre para hablar. Ante la imposibilidad de que cambiase de actitud, Rivera abrió la posibilidad de que se formularan preguntas por escrito, pero los partidos no lo veían claro, por lo que quedó pendiente.

La presencia de Cearsolo era la más esperada por los parlamentarios, dado que su propia confesión es la que ha desatado la investigación, obligando al Guggenheim a poner sus diez años de gestión bajo los focos. Los trabajos deben servir para revisar en público lo sucedido desde que en 1996 la pinacoteca empezó a comprar obras de arte y que ha aflorado este año: el fallido cambio de divisas y el fraude cometido por Cearsolo.

La negativa a declarar del ex director financiero deja sustancialmente coja la investigación, al tratarse del autor confeso del robo. Rivera intentó minimizar los daños derivados de ello. "Cearsolo es el causante directo del fraude. Su testimonio es muy determinante, pero no va a paralizar los trabajos ni las conclusiones finales", dijo. El objetivo es cerrar los trabajos para diciembre próximo. Aún quedan varias comparencias pendientes.

Y cuando arrecian las críticas sobre la gestión del Guggenheim, la empresa eléctrica Iberdrola, uno de los principales patronos del museo, expresó ayer su apoyo a la dirección de la pinacoteca, personificada en Juan Ignacio Vidarte.

El fraude

- Confesión. Roberto Cearsolo se autoinculpó del fraude a través de una carta que su abogado presentó ante la dirección del Guggenheim el pasado 11 de abril. En su escrito reconoció haber desviado entre 1998 y 2005 un total de 486.979,38 euros en beneficio propio de las cuentas de la Sociedad Tenedora, creada para la compra de obras, e Inmobiliaria, propietaria del edificio del museo, a través de transferencias y cheques en los que falsificaba la firma autorizada. Cearsolo también admitió haber manipulado los libros de contabilidad.

- Auditoría. Los auditores de la empresa Attest descubrieron en su última fiscalización del museo, una vez conocido el desfalco de Cearsolo, nuevas sustracciones cometidas por el ex director financiero. Según la auditoría, Cearsolo robó supuestamente 62.000 euros más de los 487.000 que confesó. Además, sumó mal las cantidades sustraídas y en lugar de los 487.000 euros fueron 494.000.

Con abogado y por la puerta de atrás

Son las nueve de la mañana. Algunos camarógrafos de televisión han tomado ya posiciones en la entrada principal del Parlamento. La comparecencia de Roberto Cearsolo ante la comisión de investigación está prevista para las diez. Es la estrella y los medios gráficos no quieren perderse la imagen. Pero pasa el tiempo, la hora del inicio se acerca y no aparece. ¿Dónde está? Cearsolo entró por la puerta de atrás, o mejor dicho, por una especie de pasadizo subterráneo que conecta la sede de la Cámara con la del Ararteko, sólo accesible a los funcionarios y algunos visitantes del Legislativo. Y así llegó a la sala donde se iba a celebrar la comisión a las diez menos cuarto, bastante antes que los parlamentarios.

Cearsolo había pedido a la presidenta de la Cámara, Izaskun Bilbao, poder hacer una entrada discreta para evitar a los medios y que no se le pudiese fotografiar o grabar su imagen durante su comparecencia ni mientras estuviese en el edificio. La presidenta es la única con potestad para tomar decisiones de este tipo, ya que no existe regulación sobre el particular en el Reglamento de la Cámara. Ninguna de las personas que ha desfilado hasta ahora por la comisión ha pedido un tratamiento similar. Lo normal es que los medios gráficos tomen imágenes unos minutos antes del comienzo de la sesión.

Bilbao aceptó la petición de Cearsolo: solicitó que no se tomaran imágenes y le facilitó su entrada y salida por el acceso secreto. Un tratamiento excepcional para un visitante peculiar. El presidente de la comisión, el socialista Antonio Rivera, mostró su malestar con la decisión de Bilbao, que interpretó como algo "irregular". Los fotógrafos y camarógrafos salieron a la carrera del Parlamento cuando terminó la comisión y se fueron hasta la puerta de la sede del Ararteko. Por allí surgió un Cearsolo aparentemente tranquilo, luciendo una americana y pantalón oscuro, con camisa de color malva y corbata a juego. Junto a él, su inseparable abogado, Javier Beramendi.

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