Simonyi, el mejor cliente espacial

Charles Simonyi se gastó 15 millones de euros para hacer el viaje de su vida: ir en una nave rusa Soyuz a la Estación Espacial Internacional (ISS) y pasar allí unos días. La ruta es un lujo de millonarios que hasta ahora sólo han podido disfrutar cinco personas, cinco turistas espaciales, desde que en 2001 Rusia empezó a comercializar plazas de pago para astronautas no profesionales en sus naves orbitales.

El sexto está ya listo. Es Richard Garriott, el hijo de un astronauta de la NASA Owen Garriott, que va a pagar casi 22 millones por el viaje espacial. El precio ha subido últimamente debido a la inflación y al aumento de los costes de la operación.

Pero será Simonyi, 60 años recién cumplidos, el primer turista espacial que repetirá. Al parecer quedó encantado de su experiencia orbital de 13 días en la primavera de 2007. En su aventura orbital, Simonyi, de origen húngaro, alto ejecutivo de una empresa de software -fue uno de los precursores de Microsoft- sólo echó de menos un par de cosillas: una buena ducha y una cerveza.

La empresa Space Adventure, intermediaria de estos viajes que contrata con la Agencia Espacial de la Federación Rusa, se toma el ávido deseo espacial de Simonyi como una buena promoción de su oferta. "Tener un cliente orbital que repite demuestra al mundo que participar en una misión espacial es realmente una experiencia magnífica, impresionante", ha declarado a Space.com Eric Anderson, presidente de Space Adventure. "También es un ejemplo excelente de que el mercado es aún mayor de lo que se había proyectado por los posibles clientes dispuestos a realizar más de un vuelo".