Muere un preso en una cárcel de Francia tiroteado desde el exterior

Las prisiones guardan la violencia en su interior y se cierran hacia el exterior. Este no es el caso de la de Varces, en Francia. El domingo por la tarde, cuando paseaba por el patio de la cárcel, Sghaïr Lamiri, de 29 años, cayó muerto por las balas disparadas por un francotirador desde lo alto de una colina que domina la institución. Uno de sus compañeros, que intentó socorrerle, sufrió heridas de las que se recupera en el hospital. Lamiri purgaba una pena de ocho años por atracos cometidos en 2001.

Inmediatamente se inició un conato de motín en la prisión. Un centenar de policías de la región del Isère, así como miembros del cuerpo de bomberos acudieron en seguida, aunque la normalidad no se restableció hasta entrada la noche. Los internos temían, no sin razón, que les pudiera suceder lo mismo. Varnes es un pequeño pueblo situado a una decena de kilómetros de Grenoble. La prisión fue inaugurada en 1972. Actualmente acoge a unos 300 internos, pese a que oficialmente dispone tan sólo de 200 plazas.

La ministra de Justicia, Rachida Dati, se apresuró a acudir a Varnes. Cuando se dirigió a los medios de comunicación, los policías que rastreaban la zona habían detenido a un sospechoso; intentaba huir en una moto con matrícula falsa y llevaba consigo un fusil del calibre 7,65 milímetros, con mira telescópica, todavía caliente. Es un viejo conocido de la policía, varias veces reincidente, que hacía poco había cumplido una condena de 20 años por un atraco en Montpelier.

La policía cree que se trata de un encargo de la mafia de Grenoble, donde hay constantes incidentes por el control del tráfico de drogas. Pero pese a la evidencia, el supuesto asesino lo niega todo. "Sigue negando los hechos, no reconoce absolutamente nada, asegura que buscaba setas", señalaron fuentes policiales.

Pero lo cierto es que el asesino realizó cinco disparos desde lo alto de la colina, un lugar que ofrece una magnífica vista sobre la institución penitenciaria y, más concretamente sobre el patio de la cárcel. Con tranquilidad, probablemente apostado en el suelo, tomándose su tiempo, esperó a que su víctima saliera a dar su paseo diario.

La colina, señalaban ayer varios funcionarios de la prisión, es una fuente de problemas ya que desde allí es constante el flujo de paquetes y de toda clase de objetos con dirección a los internos.

La ministra Dati se apresuró a declarar que era la primera vez que un preso era asesinado por un tirador situado fuera de la cárcel. Dijo que el fallecido, "estaba relacionado con el crimen organizado y debía comparecer próximamente ante el juez por un asunto de asesinato".