Irregular cierre del Festival de Ópera de A Coruña
El 56º Festival de Ópera de A Coruña celebró su último espectáculo: una gala lírica protagonizada por Marcello Giordani, acompañado por el director Steven Mercurio al frente de la Orquesta Sinfónica de Galicia. Ésta sonó a lo largo del concierto con buena precisión, excelente color orquestal y en la plenitud de su permanente calidad cantabile. Como única pega, los tutti en fortissimo sonaron con un incómodo desequilibrio de potencia sonora entre los metales y el resto de la orquesta, especialmente de la cuerda.
Este desequilibrio fue patente desde la obertura de Luisa Miller, que abría programa, y más notable en el Intermezzo de Manon Lescaut, en el que las trompetas sonaron un tanto desabridas y a un nivel incluso molesto para los oídos, bien por la emisión del sonido en sí misma, bien porque la deficiente acústica del Teatro Colón es incluso peor en una localidad lateral del último piso del auditorio que en otras butacas mejor situadas.
La escena es de Giordani
En las notas de prensa y en el programa del concierto, Giordani venía anunciado por Amigos de la Ópera como "el tenor de hoy, el más destacado y versátil de los tenores líricos de su generación". Ciertamente, su voz tiene grandes cualidades, con una gran potencia y una proyección que la hace llegar a cada rincón del teatro, además de una perfecta vocalización que permite entender claramente el texto cantado. Pero su timbre, aunque hermoso, resultó algo irregular en los distintos registros por variaciones de emisión y apoyos. Posiblemente, el tenor siciliano no se encontrara el sábado en su mejor noche.
En cualquier caso, el éxito de Giordani en A Coruña y la fama que le precedía encontraron su justificación. Una hábil programación de la gala para el mejor lucimiento de su voz y sus tablas -Giordani tiene en el escenario, sin duda, su hábitat natural- hicieron que el programa y cada una de sus partes fueran a más esa noche. Así, el aria de L'Arlesiana de Cilea, que cerró la primera parte, y la de Guillaume Tell, con que acababa el programa tras su siempre vibrante obertura orquestal, levantaron el entusiamo del público, que logró con sus bravos y aplausos tres propinas fuera de programa: Granada de Lara, una serenata siciliana y el Nessun dorma de Puccini.
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