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Reportaje:

Monteseirín, un alcalde en apuros

La ejecutiva del PSOE de Sevilla quiere convencer a Chaves de que urge el cambio. - El primer edil asimiló hace muchos meses que estaba en su último mandato.

El alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, asimiló hace muchos meses que éste era su último mandato. Lo supo después de las elecciones de mayo de 2007, una fecha en la que muchos sitúan el punto de inflexión del paso de Monteseirín por la alcaldía. El PSOE perdió por 4.242 votos frente al PP, aunque mantuvo el poder gracias a la reedición del pacto con IU.

El alcalde defendió su victoria: "Las elecciones las ha ganado el gobierno de la ciudad", insistió una semana después de los comicios. Pero pronto le llegaron voces de compañeros de partido e incluso de grupo municipal que, para su sorpresa, habían adoptado el discurso de los populares: "Las elecciones las ha ganado el PP, que ha obtenido más votos". Monteseirín supo entonces que los que nunca le apoyaron pero no encontraban motivos objetivos para cuestionarle, no iban a dejar pasar la oportunidad. "Empezó a mentalizarse de que se iba", advierte una persona de su entorno. "Lo tenía claro hace tiempo", incide otra.

El alcalde hubiera aceptado "de buen grado" presidir Cajasol
Los socialistas no descartan que la salida pase por el Parlamento europeo
"Monteseirín pudo ganarse a Viera y no aprovechó la oportunidad"
La obsesión del regidor es que Emilio Carrillo no sea su sucesor

Pero también son varios los que coinciden en que Monteseirín ha sentido en ocasiones que el partido no se lo está poniendo fácil. "El PSOE podía haber sido más generoso. Creo que el alcalde piensa que han sido rácanos y puede que tenga razón", advierte un socialista no del todo afín a Monteseirín. Otros más próximos a él sostienen la misma teoría: el PSOE tiene en su mano muchos cargos atractivos para un ex alcalde de Sevilla. Varias fuentes aseguran que hubiera aceptado "de buen grado" la presidencia de Cajasol.

Fuentes socialistas no descartan que esta salida pase por su inclusión en las listas a las elecciones europeas de junio de 2009. El PSOE de Sevilla es, posiblemente, una de las empresas más fieles con sus militantes. Nunca deja tirado a nadie durante la travesía del desierto que cualquier político, tarde o temprano, termina por experimentar. Eso sí, a cambio les pide que no hagan ruido, se pongan a la sombra y a esperar otro tren. El mismo mensaje, a otra escala, es el que intentan trasladar a los militantes de agrupaciones locales de Sevilla -10 de las 11 agrupaciones apoyan a Monteseirín- que dependen del presupuesto municipal.

En el partido todos son conscientes de que la continuidad de Monteseirín no es una decisión que vaya a tomar el PSOE provincial, ni las tan jaleadas bases del partido. La palabra que va a pesar más es la de Manuel Chaves, como ya pesó en 2007, cuando fue el primer y casi único valedor de la candidatura del alcalde. En contra, se posicionaron la dirección de Sevilla y destacados dirigente de la ejecutiva federal. La operación entrañaba riesgos, porque en las encuestas internas se detectaba claramente que Monteseirín no sumaba sino que restaba votos al PSOE.

El alcalde siente que las cosas se están acelerando. A la crisis de su grupo tiene que sumar la de IU, su coaligado, que se ha saldado con la dimisión del polémico concejal de Juventud. De talante algo inseguro pero tranquilo, Monteseirín da muestras en las últimas semanas de estar nervioso. Su obsesión es una: que Emilio Carrillo no sea su sucesor, como vaticinan. El que hasta hace tres meses era su hombre de confianza es ahora el enemigo a batir. La operación orquestada la semana pasada por el secretario provincial del PSOE, José Antonio Viera, para intentar situar a Carrillo como portavoz del grupo socialista fue un golpe que el alcalde no esperaba, aunque desde su círculo reconocen que algo de culpa tuvo. "Monteseirín ha tenido la oportunidad de intentar ganarse a Viera y no la aprovechó", apunta una persona cercana al alcalde al recordar la fugaz aventura del secretario provincial en el Ayuntamiento sevillano, al que llegó como número dos de la lista socialista en 2007 y de donde se marchó 12 días después de tomar posesión como concejal. "Le fue cerrando puertas, no le dio opción a que ocupara ningún cargo relevante", afirman.

Viera se fue sin hacer demasiado ruido, pero a medida que se acercaba el congreso provincial del PSOE de julio, la guerra volvió a ser pública. Monteseirín auspició un candidato alternativo que ni siquiera logró los avales necesarios para presentarse y el secretario provincial revalidó su cargo con el 88,6% de los votos.

La crisis que estos días atraviesa el equipo de Monteseirín no es otra cosa que la resaca del congreso. Han cambiado muchas cosas. Una de las más importantes e inesperadas: el enfrentamiento entre Carrillo y el alcalde. El ya ex edil de Urbanismo apoyó la candidatura de Viera, lo que desde el lado de Monteseirín se tradujo como una "traición". Desde la otra parte se sigue opinando que el primer traicionado fue Carrillo, al que el edil de Movilidad, Francisco Fernández, fiel escudero del alcalde, intentó responsabilizar de un atropello mortal ocurrido en mayo en una avenida en obras. "Si Emilio se distancia del alcalde es porque de verdad se ha sentido traicionado. Lo tenía todo en el Ayuntamiento. Poder, reconocimiento, imagen, inteligencia". Para el alcalde, Carrillo era también un "seguro de vida".

Oficialmente, el debate sobre su continuidad no está abierto, pero la intención de la dirección provincial es armarse de argumentos (y eso significa una encuesta antes o después de los polvorones) para testar lo que en privado afirman: cuanto más tiempo permanezca al frente de la alcaldía, más posibilidades tendrá el PSOE de perder en 2011. "Así taponaremos la herida y habrá tiempo de recuperarse", dicen. De ahí, que quiera convencer a Chaves pronto del cambio. Pero al presidente andaluz las decisiones que afectan a las personas le cuestan una enormidad, las rumia mucho y eso pone nerviosos a algunos.

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