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Reportaje:MÚSICA CONTEMPORÁNEA

La música contemporánea en el diván

Las partituras musicales no están consideradas libros, la música contemporánea carece de un portal potente en internet y, cuando el sector vive su momento dulce en reconocimiento y proyección, se vislumbran amenazas y riesgos. De todo ello debatieron en Alicante compositores, representantes de orquestas, intérpretes, programadores, agentes y editores. "La música contemporánea se debe incorporar al discurso cultural con normalidad", apunta Pilar Jurado en representación de los intérpretes. Abandonar la excepcionalidad y el elitismo para divulgar sus creaciones. "Hemos avanzado algo pero arrastramos un gran déficit", admite Jorge Fernández Guerra, director del Festival de Música Contemporánea de Alicante, que acogió el II Foro de la Música Contemporánea del 5 al 14 de septiembre.

Llama la atención que no haya un portal en internet de referencia que sirva de medio de comunicación y de difusión de la música contemporánea, al incluir obras de los compositores, agenda de conciertos, novedades editoriales, foros de discusión y enlaces. "Nadie se atreve a dar el primer paso", admite Fernández Guerra, quien no lamenta la tardanza si, a cambio, se hacen las cosas bien.

En Alicante se planteó la conveniencia de "resucitar" o crear de nuevo una red de auditorios para que esta música "circule y llegue también a otros escenarios", como apuntó el compositor y gestor Alfredo Aracil. Carlos Magán, representante privado, reconoció la necesidad de crear "itinerarios para vender nuestro producto", y animó a las comunidades autónomas a trabajar en esa línea. Se tocó también el intrusismo profesional y la suplantación del agente para contratar o vender sus creaciones.

El editor Antonio Gómez lamentó que en la Ley del Libro las ediciones de partituras musicales no estén consideradas como libros. Por eso no llegan a las bibliotecas ni a los conservatorios y carecen de las subvenciones propias de la educación. "Si publicas un estreno y luego no se vende, pierdes dinero", explica Gómez. "Las editoriales son claves, y es cierto que están en un limbo jurídico complicado", admite Fernández Guerra. La mayoría de los compositores españoles edita su obra en el extranjero.

Jacobo Durán-Loriga, representante de la mesa de compositores, propuso la dotación de un archivo de la música contemporánea al margen del actual Centro de Documentación. Y reclamó que

se revisen los criterios de edad, el carácter internacional de los currículos o los plazos de entrega de los encargos en la concesión de becas. "El compositor es necesario para la música, y sin embargo es el eslabón más débil", resumió Durán-Loriga. Las ayudas para grupos y solistas españoles se han establecido en tres franjas económicas: 30.000, 60.000 y 200.000 euros anuales.

También se plantearon propuestas más complejas como que en la futura ley de la música se plantee una cuota de un 30% de programación de música contemporánea en cada concierto clásico o una revisión de la fiscalidad para que "los años de vacas gordas compensen los de flacas". Además, una mayor difusión de la música a través de TVE y RNE. Durán-Loriga denunció que "los criterios y el funcionamiento de la SGAE no representan a los compositores actuales", y la revisión de la legislación de propiedad intelectual no puede ser un bien heredable, ya que el futuro de las composiciones depende discrecionalmente del deseo de los herederos.

Los intérpretes demandaron también una garantía de pluralidad en el fallo de los premios y un mayor prestigio. Como contraprestación, los músicos se muestran dispuestos a justificar su trabajo con proyectos pedagógicos o iniciativas que ayuden también a una mayor difusión de su música.

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